Hasta el día 4 de Octubre 2010, la población húngara y más globalmente la mundial, jamás había oído hablar de los lodos rojos. No obstante, ese mismo día se producía en Hungría un vertido tóxico de lodos rojos procedentes de la fábrica de aluminio de Ajka. Residuos obligatorios de la producción de tan preciado metal, un millón de metros cúbicos de dichos lodos rojizos alcanzaron áreas de cultivo, zonas urbanas y diversos afluentes del Danubio contaminando por tanto una amplia región de Hungría. Once personas perecieron y alrededor de un centenar tuvieron que ser hospitalizadas por lesiones de diversa gravedad cuando el dique de contención de la fábrica cedió.
En las últimas semanas, han comenzado a filtrarse algunas razones por las que este vertido se produjo, al tiempo que se han puesto de manifiesto las excesivas ventajas que los gobiernos de los países emergentes de Europa del Este están promoviendo para atraer las empresas y la producción induciendo a una pasividad total ante la necesaria penalización de estos accidentes industriales.
¿Se trataba realmente de una catástrofe inevitable? Además de las víctimas y los heridos, la fauna y la flora han sido erradicadas en zonas acuíferas a proximidades del Danubio. ¿Es posible rectificar la situación actual para llevar a cabo una mejora en materia de seguridad en Hungría? Son algunas de las preguntas a las que este artículo intentará responder.
Breve introducción: la obtención de aluminio
En la actualidad, el aluminio se obtiene por vía natural (extracción mineral) o bien por un proceso múltiple de conformado basado en primer lugar en el proceso Bayer y a posteriori en un proceso de electrólisis. En este caso, se logra obtener aluminio (Al) a partir del mineral de la Bauxita (Al2O3 + Óxido de hierro + Sílice) y de la Criolita (Na3AlF6) a través del producto intermedio de la Alúmina (Al2O3). Este es el punto crítico: durante el proceso Bayer que permite obtener la alúmina, se requiere de un aporte energético considerable para obtener un rendimiento nada desdeñable del 50% pero acompañado de una gran cantidad de lodos rojos. El siguiente esquema del proceso general trata de exponer claramente el punto crítico así como varios datos generales de interés científico:
Como se puede comprobar, por cada 4 a 5 toneladas de materia prima incorporada al proceso, se pueden generar alrededor de 1 a 2 toneladas de lodos rojos. Lodos formados principalmente por óxidos metálicos sólidos y hierro, causante del color rojo del líquido y que puede formar hasta el 60% de la masa del material. Aluminio residual, silicio y óxido de titanio son los demás elementos que componen el lodo.
El problema del lodo rojo generado en el proceso Bayer es su elevado pH alcalino. Con valores comprendidos entre 10 y 13, un vertido supone automáticamente la imposibilidad de elaborar agricultura y habitar el lugar por parte de animales por no mencionar la contaminación del agua circundante. Un impacto medioambiental enorme. Existen algunos métodos que permiten reducir el pH disminuyendo el impacto ambiental pero requieren de un aporte energético enorme y su eficiencia es limitada. Este hecho, ligado a la transigencia de las leyes de los países productores de lodos rojos implica que la solución más barata y por tanto (por desgracia) la más extendida, sea el almacenamiento del lodo rojo.
La crisis de los lodos rojos en Hungría
Un caso particular de este sistema legislativo transigente es el de Hungría. En octubre 2010, la empresa Ajka sufría la crisis del lodo rojo húngara. Su dique de contención en el depósito de lodos rojos cedía y el derrame si iniciaba. Un millón de metros cúbicos de lodos rojos fueron vertidos matando a nueve personas e hiriendo a un centenar además de acabar con la vida alrededor de un afluente del Danubio. La infiltración de la sosa cáustica no neutralizada en la tierra o la ingestión de ésta por los animales representan una crisis natural considerable.
Pese al sello de “catástrofe natural”, el apelativo no hace más que responder a una falsa ilusión. Desde 2003, organizaciones no gubernamentales avisan al gobierno húngaro de los riegos conocidos que tiene almacenar lodos rojos, riesgos acrecentados por la política de gestión de Hungría: este gran productor de aluminio (y por tanto de lodos rojos) almacena su producción del residuo rojizo en cuatro puntos del país. Finalmente en 2010, los sistemas de seguridad fallaron pese a la insistente presión de las ONG que trataban la situación. Hasta el día de hoy, Hungría acumula 30 millones de toneladas de lodos rojos almacenados y produce a un ritmo de seis a setecientas toneladas anualmente.
¿Cómo se están comportando los demás países al respecto? Japón y Grecia que antaño expulsaban sus lodos rojos hacia el mar han finalizado con ésta práctica y Francia dispone de una prórroga hasta 2015 para reducir y mejorar el trato de los lodos rojos una vez producidos. Concretamente, la sosa cáustica residual es diluida, lavada y filtrada para recuperar los metales preciosos y reducir el pH hasta valores adecuados. Esta tendencia mundial no se ve reflejada en algunas regiones como Hungría. Desde 1990, Hungría ha experimentado una privatización progresiva de las empresas de producción primaria y segundaria incentivada por una legislación dúctil y poco exigente. No obstante, la empresa compradora de la central de Ajka, el grupo MAL, propuso la instalación de nuevos sistemas de control y seguridad en 1997. En 2011, y por tanto tras el vertido, esos equipos todavía no se han instalado y la empresa fue multada con una sanción económica de 3.500 €.
Por su lado, el gobierno llevó a cabo una gestión de la crisis incoherente y llena de falsedades. Entre otras muchas afirmaciones, el gobierno se decidió por intentar demostrar que el vertido era inocuo asegurando que presentaba un pH de 11,8 y que por tanto el límite de toxicidad no se había alcanzado. El valor en el que el gobierno se basó para emitir tales declaraciones correspondía a una medida de 1987 y medidas posteriores a la catástrofe indicaron un pH medio de 13 (muy por encima del límite de toxicidad). El señor Zoltán Bakonyi (propietario de la fábrica) se apresuró a afirmar que los residuos de sosa cáustica no eran tóxicos incluso después de las medidas sobre el terreno del pH…
Europa no considera los lodos rojos como elemento peligroso salvo si contienen elementos de alta irritabilidad como la sosa cáustica y como era el caso en la fábrica húngara. No obstante, si se sabía de la presencia de dichos elementos tóxicos y Ajka no disponía de licencia para su almacenamiento ¿porqué se le permitía guardar la cantidad que todavía hoy sigue almacenando la empresa?
Crisis naturales provocadas por el hombre
Muchas preguntas siguen sin respuesta y algunas declaraciones del gobierno húngaro demuestran la poca preparación ante situaciones semejantes: el gobierno aseguró inicialmente que el vertido no contenía metales pesados pero tras una medida de Greenpeace en Kolontar, los lodos resultaron contener cromo y arsénico. El gobierno rectificó aseverando que se anterior declaración correspondía a una medida de 2004 y anunció una concentración de 4,3 mg/kg de lodo de arsénico. Greenpeace llevó a cabo otra medida para demostrar que en realidad existían 130 mg de arsénico por kilogramo de lodo. Dato corroborado posteriormente por el gobierno… Un gobierno incapaz de justificar la presencia de arsénico en los lodos y las aguas estudiadas.
Ventajas para las empresas, desventajas para las personas
Una semana después del accidente, el gobierno tomo el mando de la central pero siguió explotando el conjunto. Y todavía hoy en día, el agua que contiene metales pesados y si bien la prensa y diversas ONGs han logrado llevar a la luz pública todo esta crisis medioambiental y humana, no han logrado que el contrato de gestión de Ajka se revise antes de lo previsto: 2018. Esta mentalidad no hace más que reflejar la situación actual en Europa del Este: países con legislaciones inexistentes en materia medioambiental con áreas industriales obsoletas que atraen empresas occidentales ansiosas de reducir costes en materia de gestión de residuos.
En Rumanía, una mina de oro de Baia Mare gestionada por una entidad italiana sufrió una rotura de dique desprendiendo toneladas de agua contaminada con cianuro en lo que fue calificado como “el nuevo Chernóbil” el año 2000. Todo esto para demostrar que más allá de la debilidad de los regímenes, una conjunción de intereses occidentales por parte de empresas que deslocalizan sus industrias a países con menor presión legal y por parte de empresarios locales que ven como aprovecharse de la influencia que tienen en los gobiernos políticos (como el caso magyar con la empresa MAL) hacen que una resolución de este problema creciente sea imposible de forma autónoma. Por este motivo, los países más desarrollados en Europa deben dejar de hacer la vista gorda con lo que está pasando en los países circundantes y promover una cultura del medioambiente más realista y menos hipócrita y individualista.
El primer objetivo seguirá siendo evitar que los problemas, accidentes y crisis derivadas de una pésima gestión privada no recaigan sobre la población común. En el caso húngaro, la población ha sufrido las víctimas, los desalojos y la pérdida del entorno natural (con todo lo que ello implica) mientras que la empresa sigue extrayendo sin ninguna limitación ni cambio de comportamiento. En el caso de la crisis mundial pasa exactamente lo mismo: las personas están pagando con reducciones en sus servicios sociales los errores del mundo financiero…
El objetivo más global y a largo plazo sigue siendo la causa medioambiental y la incorporación de un modelo más sostenible y humano en los tejidos empresariales de cada país.
Fuentes:
Le Monde Diplomatique – número 685, Abril 2011, edición francesa
1 comentario:
increible, esto tambien sucedera en paraguay por lo que me estoy fijando.
apocalypsis now !!!!
http://www.abc.com.py/nacionales/avanza-negociacion-con-rio-tinto-426981.html
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