Ya han pasado prácticamente cuatro años desde que la crisis se inició y todavía hoy, se siguen notando los resultados de tal acontecimiento. En España por ejemplo, el sistema laboral sigue resentido por consecuencia directa del desequilibrio en el que la economía española está inmersa. Consecuencia: prácticamente cinco millones de parados, es decir, más del 20% de la población activa no encuentra trabajo. Por otro lado, a nivel europeo las cosas no se presentan mucho mejor… Con la crisis griega y el crack portugués en sus espaldas, Europa sigue intentando despegar apoyada por los mismos bancos que nos condujeron a la crisis. Fondos de reserva (inexistentes y tan solo prometidos para fomentar la tan ansiada confianza), planes de recorte en gasto público y multitud de otras medidas que podrían parecer injustas han sido puestas en marcha para intentar una solución al problema.
Y es que si hacemos un poco de memoria y aplicamos una cierta retrospectiva, una pregunta se plantea ante nosotros: ¿se ha juzgado a algún culpable por lo que ha ocurrido en el mundo? o por lo menos podríamos pensar en si alguien ha sido, como mínimo, investigado. Y lo peor de todo es la respuesta a esa pregunta: ¡no!, nadie ha sido juzgado por lo ocurrido; ¡no! nadie ha sido investigado seriamente; y el colmo: lo ha pagado la población con un recorte en el gasto social del gobierno.
¿Que pensar sobre el asunto de la crisis y sus culpables?, ¿cómo se están comportando bancos, gobiernos y agencias de calificación al respecto?, ¿por qué la sociedad lo está pagando tan crudamente con el terrible beneplácito de los gobiernos?… Multitud de preguntas a las que éste artículo tratará de responder.
La situación de las entidades de alcance internacional
Cabe empezar por el Fondo Monetario Internacional (FMI) que en declaraciones oficiales ha asegurado que: “Cerca de cuatro años después del inicio de la crisis, la confianza en el sistema bancario global todavía debe ser recuperada por completo”. Y no les falta razón aunque esta posición hay que matizarla.
¿Cómo se puede pretender recuperar tal confianza con lo que está ocurriendo en Estados Unidos?. El presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Ben Bernanke, anunció que “[la crisis ha sido] la peor crisis financiera de la historia mundial, la Gran Depresión (1929) incluida” en lo que sin duda representa una profunda y elaborada definición de la crisis. La cuestión es que si tan grave ha sido la crisis, ¿por que no se están juzgando los responsables?
En Estados Unidos, Goldman Sachs, Morgan Stanley, JP Morgan apostaron por el derrumbamiento de los créditos de altísimo riesgo. Los mismos créditos que animaban a comprar encarecidamente a sus clientes. En la actualidad, estas entidades financieras se escaquean con algunas multas pero en general con grandiosos bonus que reparten entre sus principales propietarios.
Cambios desde la crisis de las cajas de ahorro
A finales de los ‘80, en Estados Unidos se produjo una crisis de las cajas de ahorro norteamericanas tras un cierre por suspensión de pagos fraudulento que tuvo por consecuencia, simple y llanamente, el encarcelamiento de 800 banqueros. Nada más y nada menos. Y es que hoy en día, esta cifra parece impensable puesto que desde entonces, el poder de los bancos no ha hecho más que verse agrandado frente a unos gobiernos extremadamente debilitados por el peso de la deuda pública.
Si continuamos en el caso de Estados Unidos, los candidatos a la casa blanca para las próximas elecciones ya están picando a la puerta de Goldman Sachs para solicitar, o mejor dicho, mendigar las suculentas aportaciones a la campaña presidencialista… En Europa también hay casos semejantes. En Francia por ejemplo, el presidente del banco BNP Paribas no ha dudado en intimidar a los diferentes gobiernos europeos con recortes de crédito si llevan a cabo restricciones serias (y por tanto convenientes) al sistema bancario en general al más puro estilo adolescente: “si me quitas, no te doy”.
Y por último, la guinda de la ridiculez y la vergüenza es para la agencia de calificación Standard & Poor’s. Esta prestigiosa (y ridícula) agencia calificó con su máxima nota, la célebre AAA, a la empresa Enron. Hay que recordar que Enron quebró en 2001 tras años de planificada estrategia fraudulenta, avalada y apoyada por una gran firma de soporte financiero: Arthur Andersen. La que llegó a ser, por mentiras, la séptima empresa en Estados Unidos, se ha convertido desde entonces en el mayor fraude financiero de la historia. Así es, Standard & Poor’s con sus magníficos analistas le otorgó hasta el mismísimo día de la quiebra de Enron, su marca AAA.
Esta misma empresa amenaza con retirar la calificación AAA a Estados Unidos si este no reduce con mayor celeridad el gasto público. En otras palabras, menos dinero para el ciudadano, menos ayudas para el plan de reorganización médico de Obama, menos servicios sociales… Lehmann Brothers, Bear Stearns que, como Standard & Poor’s confiaron en las obligaciones basura (“junk bonds”) y causaron en buena medida la crisis económica, no apoyan una reestructuración social de los gobiernos y amenazan con medidas intolerables si éstos apoyan a su población…
El caso islandés
Lo que han pensado en Islandia tiene muchísimo sentido: ¿son los ciudadanos los que deben pagar por los excesos y las ridículas sonrisas falsas de los banqueros? ¿es realmente el dinero público quien tiene que subvencionar, de regalo, los errores de los banqueros inútiles? En Reikiavik han pensando que no.
El 10 de Abril 2011 un referéndum del pueblo islandés les consultaba sobre si estaban de acuerdo con pagar la deuda a los bancos con dinero público. La respuesta fue “no” en los dos casos (hubo un referéndum previo). El 13 de Abril de 2011, la editorial del diario Financial Times se alegraba de ver que las personas todavía pueden ponerse por delante de los bancos.
Y así pues vimos algo que todos deseábamos ver: la tercera semana de Marzo 2011, la policía entraba por la fuerza en la casa de nueve banqueros para detenerlos y juzgarlos. El gobierno dimitió y se ha acordado otra de las peticiones de la sociedad: redactar una nueva constitución que proteja mejor a los ciudadanos.
En 2008, el gobierno opta por intervenir en los bancos ante el desplome masivo de estos. Ante tal espectáculo, ¿cómo reaccionó la comunidad financiera hacia Islandia? Con un desplome del 71%, obligando al gobierno a cerrar su bolsa nacional y forzando la implosión financiera del país. Pero la ayuda con 1.500 millones de euros del FMI y de 2.500 millones de los países nórdicos vecinos permitió continuar viviendo. Más tarde, el gobierno apoyó la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda (dos de los principales inversores y con quien Islandia contraía una deuda enorme) estimada en 3.500 millones de euros. Y la población estalló: se opuso a pagar con su dinero esta deuda forzando la dimisión del presidente y la redacción de una nueva constitución tras votar el ¡no! en un referéndum para decidir si se pagaba la deuda con dinero público o no. El 93% de las personas votaron lo mismo…
El nuevo gobierno que apareció, en coalición, inició investigaciones profundas y empezó a detener a presuntos implicados en el despilfarro. Por su lado, la Interpol colocó una orden de detención internacional contra el ex presidente del Parlamento islandés. Cosa que provocó el éxodo masivo de banqueros por miedo a futuras detenciones…
Replantearse el sistema
¿De qué han servido las reuniones del G20 en las que supuestamente se trataba de establecer un nuevo orden financiero mundial? La respuesta es simple: ¡de nada!. El sistema financiero sigue exactamente igual con un agravante más. No solo se conserva intactamente el desequilibrio bancario y las primas faraónicas para los cerebros de la ingeniería financiera, si no que a partir de hoy, tenemos claro que quién va a pagar los excesos de esta calaña son los gobiernos y sus contribuyentes con, obviamente, dinero público.
En 2009 (tan solo en ese año), los gobiernos destinaron más dinero para evitar el hundimiento de los bancos que lo que habían enviado a los países pobres y a ayuda social durante más de medio siglo… De nuevo se ve la verdadera cara de occidente. La crisis que debía servir para limpiar las auténticas sobras de nuestra sociedad (banqueros, corrupción, excesos hipotecarios, fraudes financieros y engaños en inversión) se ha convertido en la crisis del “mirar y no tocar”. Andrew Cheng, consejero de la Comisión de Regulación Bancaria de China (CRBC) sugirió que la pasividad que muestran los gobiernos para intentar solucionar o al menos castigar se debe a un “problema de captura” de los gobiernos por su propio sistema financiero. Nuestros presidentes son más bien marionetas del sistema económico global…
¿Qué cabe esperar en los próximos años? Absolutamente nada. Nada, de no ser que la población decida movilizarse como ha ocurrido en Islandia, como ocurrió en Estados Unidos a finales de los ‘80 y sin duda alguna, como debería ocurrir hoy.
Fuentes:
Le Monde Diplomatique – edición digital (http://www.monde-diplomatique.fr/2011/05/HALIMI/20449 -http://www.monde-diplomatique.fr/2011/05/SIGURGEIRSDOTTIR/20447)
1 comentario:
En España deberiamos de replanternmos unas cuantas cosas, sobre todo de que tipo de políticos y que sistema político que tenemos. Lo que no puede ser es que la clase política se sienta legitimada y crea que gana mayorías absolutas cuando no vota ni la mitad de la población.
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