martes, 15 de marzo de 2011

Balance energético. El camino de Europa y la energía

Convendría haber esperado otro momento menos explosivo para abrir el debate energético en Europa. La reciente crisis sísmica en Japón ha traído la polémica nuclear a las cabeceras de todos las conversaciones. Pero a una escala menos global, es importantísimo conocer la política energética actual del conjunto Europeo para poder formar una opinión clara y objetiva de la generación, transporte y consumo de energía en la Comunidad Europea. ¿Existe una política común a nivel Europeo en materia energética? o bien ¿cómo se comporta el conjunto de estados europeos ante la dicotomía nuclear/fósil/renovable? son algunas preguntas a las que este artículo intentará responder. A continuación, se mostrarán las consecuencias geopolíticas de la evolución energética Europea así como las políticas de consumo actuales en los diferentes estados de la Comunidad Europea.

 

Energía y medio ambiente

La primera aproximación a la problemática puede llevarse a cabo desde el punto de vista medioambiental. Cada día que pasa, existen más y mejores evidencias de que los residuos de la actividad humana afectan al medio ambiente. Erosión de la capa de ozono, acidificación de las aguas, contaminación del aire son algunos indicadores que han ido de la mano de la industrialización occidental y de la incipiente explosión económica asiática. Pero también es notoria la gran influencia que tiene la energía en este campo. Cerca del 80% de las emisiones perjudiciales provienen de la combustión de combustibles fósiles para la obtención de energía. Pero a nivel Europeo, ¿cómo está evolucionando la emisión de gases de efecto invernadero empleados para la generación energética? El siguiente gráfico muestra dicha evolución en la Europa de los 27 desde 1997:

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Como se puede ver, tras una etapa irregular sin una tendencia marcada, desde 2003 las emisiones de gases nocivos a la atmósfera está disminuyendo marcadamente.

En consecuencia, es muy importante aclarar que hoy por hoy, y gracias a ciertos estados, en la Unión Europea un aumento del consumo bruto ya no es sinónimo de aumento de emisiones de gases de efecto invernadero. Como lo demuestra el siguiente gráfico, durante los años 1990 a 2008, el consumo de energía ha aumentado mientras que las emisiones de gases nocivos han disminuido:

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Los Estados con un comportamiento más relevante son Suecia, Reino Unido, Dinamarca, Bélgica, Francia y Finlandia, países en los cuales el consumo energético ha aumentado mientras que las emisiones nocivas han disminuido. Chipre, Irlanda, España, Malta, Portugal y Grecia son los países que presentan un comportamiento peor. Aún así, en el conjunto Europeo, emisiones y consumo parecen estar en camino de convertirse en variables separadas. Sin duda alguna, ello se debe a la disminución en el uso de fuentes energéticas fósiles en ciertos países Europeos. La energía nuclear o la opción de la importación son las alternativas que al parecer mejor funcionan a la hora de reducir las emisiones contaminantes. España, país que muestra una clara apuesta por las energías renovables, no logra separar consumo de contaminación…

Es interesante destacar además, el hecho de que España es el segundo país en Europa (detrás de Alemania y seguido por Italia) que más empresas con certificación medioambiental presenta. Ya sea la norma ISO 14001 o el reglamento EMAS, estas normas son muy comunes en España y a la vista de los resultados, su utilidad podría ponerse en duda. Si bien estas normas no obligan a reducir las emisiones finales, exigen un comportamiento comprometido con el medio ambiente y un sistema de gestión de residuos que al parecer, no funcionan en España.

 

La economía energética

Otro aspecto a abordar es la relación entre la energía y la economía. Es interesante analizar la evolución de los indicadores de intensidad que miden las emisiones de CO2 por unidad de PIB (GDP por sus siglas inglesas) y la energía neta consumida por unidad de PIB. En otras palabras, ¿cuanto se consume, y cuanto se emite por unidad de Producto Interior Bruto?. Tomando como referencia el año 1995, el siguiente gráfico muestra dicha evolución a lo largo de los años en la Europa de los 27 al tiempo que se muestra también la contribución de las energías renovables al consumo energético bruto Europeo.

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Las conclusiones a extraer de este gráfico son rápidamente identificables: las emisiones de dióxido de carbono y la energía consumida están disminuyendo por cada unidad de PIB producido en Europa. Es decir, la economía Europea se convierte poco a poco en una economía energéticamente sostenible. Un posible motivo que explique dicha evolución podría ser el aumento de las energías renovables en el consumo energético bruto, energías que han experimentado un crecimiento acentuado desde 2002. De hecho, Europa presenta la menor tasa de CO2 emitido por unidad energética generada respecto a Estados Unidos, China, Japón y Rusia.

A nivel interno, las diferentes vicisitudes geopolíticas ayudan a comprender las posiciones de los gobiernos de cada país. La siguiente tabla muestra la dependencia energética (%) de todos los productos en los distintos países. Los depósitos de gas del Reino Unido, las fuentes petrolíferas noruegas y el aprovechamiento del viento danés justifican los valores negativos (no dependen tanto de las importaciones energéticas). Del mismo modo, la potente apuesta nuclear francesa la convierte en uno de los países menos dependientes de las importaciones energéticas extranjeras puesto que genera suficiente energía para mantenerse en un nivel de dependencia próximo al 50%.

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Alemania, y notablemente Portugal, España, Grecia, Italia e Irlanda demuestran tener una fuerte dependencia de la energía importada. Por otro lado, retomando la idea de la intensidad energética aplicada esta vez a los diferentes Estados Europeos, se puede comprobar cuales son los países que más han mejorado en materia de eficiencia energética-económica teniendo en cuenta su sistema de obtención de la energía (generación + importación).

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Los países del este (Estonia, Bulgaria, Lituania, República Checa, Hungría, Polonia, Rumanía y Eslovaquia) requieren por lo general de mucha más energía para producir una unidad de PIB. Pese a presentar mejoras considerables en su intensidad energética, los valores absolutos de energía para producir 1.000 € (valor EUR 2000) van desde 944 kgoe/1.000 EUR’00 en Bulgaria hasta 401 kgoe/1.000 EUR’00 en Hungría. Si se observan los países más occidentales, merecen una mención especial el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca.

La tendencia pone de relieve los distintos sistemas económicos: países basados en el negocio del servicio (sector terciario) presentarán una disminución leve y un valor absoluto bajo. Países basados en los sectores primarios y segundarios presentarán variaciones leves y valores absolutos altos. Por contra, como es el caso de los países de Europa del Este, estados en un proceso de transición hacia una economía terciaria, presentarán cambios importantes en su intensidad energética (pasarán a consumir menos energía por unidad de PIB) y sus valores absolutos irán en disminución, como es el caso.

Los sistemas de producción obsoletos y que poco a poco se están substituyendo en esos países demuestran que las energías procedentes de fuentes fósiles se están convirtiendo cada día en fuentes más caras, más sucias y por ende menos eficientes; descartándose como opción de futuro. Ello unido al cambio que están exhibiendo las economías del este, está provocando la mejora en la eficiencia económica del conjunto europeo en busca de un sistema económico más eficiente.

 

¿Nuclear o renovable?

Quizá se trata del tema central por la notoria actualidad que presenta, pero convendría analizarlo con una sutileza y objetividad mayores que con las que se está tratando el asunto estos días. España presenta un esquema productivo basado en la energía nuclear: el 50% de la energía primaria proviene de fuente radioactiva, el 35% de fuentes renovables mientras que el 15% procede de la hulla. El caso Europeo es más complejo:

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A nivel nacional, podemos comprobar un aspecto de vital importancia: las importaciones netas de electricidad. Indicadas en el siguiente gráfico, las importaciones eléctricas en TWh muestran un elemento estratégico importante: los países que producen energía nuclear se comportan en general como exportadores. Francia (84% de la energía primaria producida es nuclear), España (50%), Alemania (29%), República Checa (21%)… Mientras que los estados que no producen energía nuclear son importadores: Italia (0%), Reino Unido (8%), Holanda (2%), Portugal (0%), Austria (0%)…

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La ventaja estratégica que parece dar la producción de energía nuclear podría ser un factor clave para el futuro desarrollo energético europeo. Disponer del control de la energía dota al país en cuestión de una arma diplomática y una posición geopolítica privilegiada.

Por otro lado, las energías renovables están demostrando ser capaces de producir grandes cantidades energéticas. En España, por ejemplo, en 2008 se produjeron 59 000 GWh de energía nuclear mientras que ese mismo año, 39 000 GWh fueron generados mediante fuentes renovables. En Noruega se alcanzaron los 79 000 GWh de energía renovable.

Si nos centramos en el consumo interno de los países europeos, es muy interesante comprobar la fracción de energía renovable consumida. La siguiente tabla demuestra que un sistema energético basado en las energías renovables es viable siempre que el gobierno adopte una voluntad decidida por esta energía. Francia, líder mundial en producción de energía nuclear, desea basar en 2020, el 22% de su energía en fuentes renovables mostrando que ambos modelos no son incompatibles.

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Este gráfico demuestra que estados europeos con cierta relevancia como España, Dinamarca, Suecia y Portugal y notablemente Francia pretenden apostar por la energía renovable. En la mayoría de los casos, compaginando esta generación con la producción nuclear.

 

El camino a escoger por los distintos gobiernos

No conviene olvidar el punto de hipocresía que invade la red energética europea. Por un lado nos contentamos con producir menos energía “sucia” y por el otro, seguimos fomentando que otros lo hagan por nosotros al no acompañar el decrecimiento en la producción con la disminución del consumo. Como muestra las siguientes tablas (tabla primera: producción bruta por tipo de fuente, tabla segunda: consumo bruto por tipo de fuente), Europa produce un 37% menos de energía petrolífera desde 1998 hasta 2008, pero por contra sigue consumiendo prácticamente la misma cantidad. ¿Problema de hipocresía o falta de conciencia?

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Cabe destacar como aspecto positivo, la creciente producción y consumo de energía renovables (RES) y la estabilización de la energía nuclear. Europa apuesta con cierta claridad por producir energía nuclear y por aumentar la producción por renovables pero una vez más se consume mayoritariamente energía de gas y petróleo.

Ninguna decisión es fácil y por ello, es probable que el camino que está siguiendo Europa sea el más certero. Si se fija como objetivo la reducción de las emisiones, Europa encabeza el conjunto mundial. ¿Qué decir de la energía nuclear? Ayuda a los países que la emplean a no emitir tantos elementos nocivos para el medio ambiente, sigue siendo un sistema relativamente barato y pese a las catástrofes actuales, bien controlado además de asegurar una fuente duradera, limpia y potente. Por contra, existe una reticencia lógica por los antecedentes históricos (Chernóbil y el reciente caso de Japón) y se trata de un sistema que genera unos residuos, si bien controlables, con un riesgo durante muchos años tras su deshecho.

¿Las energías renovables? A primera escala, sus emisiones son nulas y por ello se las considera limpias. Procedentes del viento, potencia calorífica fotovoltaica (solar) o hidráulica, las energías renovables cuentan con el factor de emisiones nulas. No obstante, estas energías no aseguran que el estado que apuesta por ellas sea más limpio (es el caso de España, incapaz de aumentar su consumo energético disminuyendo sus emisiones pese a apostar por las energías renovables), ciertos grupos ecologistas empiezan a discrepar con estas fuentes por el impacto medio ambiental indirecto que tienen. Por ejemplo, los paneles fotovoltaicos emplean metales pesados extremadamente contaminantes y los aerogeneradores impiden el paso de miles de aves migratorias durante sus viajes, cortan el viento desertizando cosechas y evitando la polinización...

La decisión no es fácil ni radica en un “blanco y negro” y los gobiernos parecen haber comprendido esta situación si más no, a medias. Es por ello que Europa parece apostar por una producción compartida entre energías renovables (donde más se puede aprovechar) y energía nuclear. Pensar en una Europa únicamente renovable a largo plazo parece utópico a la par que inviable por la falta de capacidad que presentan estos sistemas. No obstante, una Unión Europea únicamente nuclear sería un sistema que la población no aceptaría al tiempo que se desaprovecharían muchas opciones energéticas renovables en países como Portugal, España, Italia, Grecia, Noruega…

Optar por tanto, por un sistema combinado está corroborado por los resultados medio ambientales sobre todo y económicos en segunda instancia en Europa. Nuestras economías, y las de los países que se están adhiriendo a la Unión, se están tornando cada vez más eficientes, emitimos menos contaminación y lideramos el movimiento a nivel mundial.

 

Fuentes:

Base de estadísticas Europea. Eurostat (http://epp.eurostat.ec.europa.eu/portal/page/portal/eurostat/home/), gráficos por elaboración propia o extraídos de Eurostat Pocketbooks “Energy, transport and environment indicators, 2010 edition”, ISSN 1725-4566

Instituto Nacional de Estadística. INE (http://www.ine.es/), gráficos por elaboración propia

2 comentarios:

Shackur dijo...

Muy buen análisis

Sobre las energías renovables y fósiles creo que has dicho todas las ventajas e inconvenientes y no tengo nada que decir
sin embargo me gustaría comentar que la energía nuclear no es tan barata ni limpia como la pintan, y su explotación va mucho más allà del rendimiento energético que se obtiene de ellas.
Las centrales nucleares son ante todo la fuente de uranio empobrecido (que se saca de los desechos) que necesitan los ejércitos más desarrollados.
Es rentable xq el estado la subvenciona y compra los residuos, ninguna empresa privada se haría cargo de la construcción y sobre todo desmantelación de una central nuclear. Solo explotan y mantienen y por eso es barata. Las centrales nucleares son productoras de armamento y "laboratorios" cientifico-militares.
En cuanto a limpia... que no emita CO2 no significa limpia, esconder la "mierda" debajo de la alfombra no hace la habitación más limpia, y los residuos nucleares se entierran pero no desaparecen además, mientras los niveles de CO2 podrían reestablecerse en unos 10-20 si se dejara hoy de producir CO2 (supongamos, obviamente no va a pasar) los residuos nucleares necesitarían miles de años. A escala humana es para siempre.

Por último en el análisis creo que faltaría citar los países productores de uranio, pues igual que los que tienen el petróleo, estos tienen la sartén por el mango, y francia no es uno de esos paises por lo que su relativa independencia energética se reduce bastante.

por último, como ventajas y desventajas a citar, una central nuclear produce un nivel de energía constante y las renovables irregular por lo que obviamente la conclusión es la misma, hoy por hoy, no hay muchas más soluciones que combinar fuentes de energía.

Alejandro Soberano dijo...

Muchas gracias por tu comentario Shackur ( ;) ). Quisiera decir que obviamente, en alguns puntos estoy de acuerdo contigo. Pero en el que más discrepo es en el tema de lo militar....

El primer paso es civil: se enriquece para uso civil y luego en algunos casos, se enriquece muchísimo más para uso militar. El camino es el inverso al que tú decías. De hecho ni se hace en el mismo lugar, y los equipos necesarios son mucho más importantes en el caso militar.

Enfin, en lo demás, coincido bastante con su opinion.