domingo, 20 de marzo de 2011

Cuando occidente ya no significa libertad

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La reciente oleada por la libertad que se ha originado en Oriente Próximo y en África Mediterránea ha servido para mostrarnos entre otras muchas cosas, lo que fue y lo que es occidente. ¿Quién recuerda ya las notables ideas que inspiraba occidente en su momento? Democracia, libertad, progreso social y libertad de expresión fueron términos, ideas que en su momento estaban completamente ligadas a la Europa heredera de la revolución francesa y a los Estados Unidos de las sucesivas guerras por la libertad. La caída del muro de Berlín pareció iniciar el fin de la separación, el fin de las fronteras absurdas y el retorno a los valores más occidentales. Pero el 11 de Septiembre 2001 ocurrió un acontecimiento, desgraciadamente histórico, que a día de hoy está logrando su principal objetivo… Más allá de quién estuvo detrás de los atentados a las torres gemelas, quién los financió y quién les ha sacado el máximo provecho, los ataques a Nueva York han servido para convertir occidente en una máquina de hipocresía, vengativa y con un comportamiento miserable.

Occidente ya no lucha por los derechos humanos, pero ahora sí, combate por odio en nombre de un inexistente “choque de civilizaciones”, definido erróneamente por Samuel Huntington, movido por una sarta de intereses degradantes, vengativos y completamente económicos.

 

¿Cómo se está comportando occidente frente al la necesidad de libertad de los pueblos?

Mucho ha acaecido desde que en 1989 el pueblo europeo saltara a la calle contra el autoritarismo soviético, y evidentemente, no todo a mejor. El pueblo árabe ha entrado en una guerra por la libertad de la que quizá no todos los países saldrán bien parados y el comportamiento occidental ha sido deplorable a la hora de defender las personas que desean reclamar sus derechos más elementales. Gracias a nuestro comportamiento, los insurgentes que luchan por la democracia saben que no pueden esperar gran cosa de occidente (salvo si existe algún interés económico detrás).

Tras los atentados a las torres gemelas en los que murieron cerca de 3.000 personas injustamente, Estados Unidos optó por una guerra llena de falsedades en Afganistán e Irak. Europa tan solo mostró una tímida oposición y siempre supeditada a los líderes gobernantes. Con la bandera de la democratización, se invadieron dos países con el objetivo real de controlar territorios geopolíticamente estratégicos. A proximidad de Irán y China (dos potencias emergentes en diferentes sentidos y opuestas a Estados Unidos), el dominio y la afinidad de los nuevos gobiernos en Irak y Afganistán eran, y son, la principal prioridad de estas guerras. Hasta la fecha, este mecanismo no ha funcionado.

En ese momento, el pueblo occidental pecó de hipócrita en muchos sentidos. Algunos pensaban que la guerra se hacía en pro del petróleo, otros se opusieron a la guerra por simple modismo y como siempre, cuando la noticia dejó de ser portada, todo el mundo se olvidó de Irak y Afganistán.

Ahora, si bien Barack Obama alimentó e iluminó el sendero de la libertad en Egipto tras su discurso en El Cairo en 2010, todos los líderes occidentales (según sus propias palabras líderes en pro de la democracia) han mantenido un vergonzoso y cobarde silencio o bien emplean un tono de voz excesivamente bajo a la hora de defender los ideales de las personas que luchan por su emancipación. De nuevo, tan solo Obama ha presionado al entrante gobierno de transición egipcio para que sigua los preceptos libertarios que su pueblo le exige. No se oyen declaraciones en favor de Túnez y apenas se sabe de las manifestaciones en Bahréin, Yemen, Siria, Jordania, Líbano y Argelia. Por otro lado, por miedo a una posible desestabilización del frágil equilibrio diplomático, ninguna potencia europea se ha atrevido a criticar a Hamás y a Ahmadineyad por su intolerable represión de las revueltas que les exigían más libertad.

Pero el mejor ejemplo de que occidente ha cambiado sus ideales por sus intereses lo encontramos en Libia. Con Muhamar Gadafi en el poder, bombardeando su población prácticamente indefensa pero llena de orgullo y deseos de libertad, occidente calla. ¿Posible clausura del espacio aéreo libio? El miércoles 16 de Marzo conocemos la respuesta negativa a tal idea. ¿Posible financiación de los insurgentes? Poco se sabe de tal propuesta. ¿Apoyo moral a los revolucionarios? Tenues palabras de Nicolás Sarkozy que consideró interlocutores válidos a los guerreros libios. Los demás presidentes mantuvieron durante un tiempo excesivo y cobarde, un silencio paupérrimo y humillante a la espera de los acontecimientos…

Es decir, cuando realmente hay un sector mayoritario de la población autóctona que solicita apoyo y un cambio en su gobierno, occidente no interviene. Por contra, cuando nadie solicita la intervención de los súper-soldados occidentales, en ese momento nuestros gobiernos destinan tropas… Occidente no acierta, o quizá lo que ocurre es que no conviene geopolíticamente intervenir en algunos puntos, y en otros sí.

Finalmente, el 17 de marzo 2011, la ONU, tras reunirse y debatir mientras cosas de mayor calado ocurrían en Libia, decide adoptar una resolución combinada que puede convencer pero que podría convertirse en un arma de doble filo. El uso de la fuerza se autoriza para establecer un espacio aéreo vacío y para apoyar a los insurgentes libios en su guerra civil. En primer lugar decir que la resolución llega demasiado tarde y en segundo que decididamente, no es el modo más adecuado de vencer al verdadero enemigo: el radicalismo integrista. Bombardear otro país tan solo otorga otro pretexto a las personas que desean mantenerse en el poder para criticar occidente a la par que resta mérito a la hazaña que las personas que realmente creen en la libertad están llevando a cabo.

 

Los intereses que se esconden detrás

Existen diversos intereses que conforman las relaciones diplomáticas entre occidente y Muamar Gadafi. Los más notorios son los que otorgan a Libia y su patético dirigente el poder de maniobra. Es decir, ¿qué exporta Libia hacia occidente que sea de extrema necesidad? La respuesta es sencilla: energía en diversas formas. Gas y petróleo son los dos elementos de vital necesidad para cualquier país que Libia exporta hacia occidente y notablemente hacia Europa. Los siguientes gráficos muestran las importaciones más importantes de gas (en PJ) y petróleo (en Mt) hacia el viejo continente:

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Libia es un actor estratégico importante para Europa puesto que suministra notablemente petróleo y durante los últimos años, ha empezado a exportar gas. Pero la relación no es unilateral: ¿qué hay de las exportaciones europeas hacia Libia?.

La respuesta es simple: armamento. Europa, más que cualquier otro conjunto es el principal exportador de armas de Libia con un total de 1.400 millones de dólares comprados por Gadafi a Europa durante 2006 a 2009. Ni Estados Unidos ni China han mantenido relación alguna con el dictador durante el mismo periodo. Así pues, por un lado se presenta Francia, país que mediante su empresa Dassault Aviation conforma la parte de la Fuerza Aérea de Libia. Este hecho le da cierto valor a las declaraciones de Sarkozy en las que autorizaba a los rebeldes como interlocutores pese a tener un objetivo estratégico en el bando de Gadafi.

Por otro lado nos encontramos con España que según la agencia Europa Press  reconoció vender armas medias (lanzagranadas) al gobierno libio.

Italia con su autorización a la venta de armas ligeras, Alemania y Reino Unido con la venta de armamento de guerra electrónica y de nuevo Reino Unido con sus rifles de francotirador vendidos pocos meses antes de las revueltas son otros partícipes europeos de esta vergüenza occidental. 

Y por último Bélgica. La empresa FN Herstal es el objetivo de las críticas de la población belga que como en muchos otros países vivía ajena a lo que sus empresas armamentísticas estaban haciendo en el mundo. Ver el siguiente video me produce arcadas y hace que me avergüence ser europeo. Se trata de rebeldes libios que muestran armas capturadas a los mercenarios de Gadafi. Se trata de armas de la empresa FN, armas de venta autorizada por el gobierno belga hace escasos meses, armas occidentales vendidas para matar la libertad…

En palabras de Jorge Volpi que cita a Oswald Spengler, el mundo “desarrollado” podría estar inmerso en La Decadencia de Occidente. Y hoy, más que nunca y por increíble que pueda parecer a muchas personas de occidente, los verdaderos valores humanos y la lucha por la libertad de expresión ya no se encuentran en nuestro amado territorio desarrollado si no que se ha trasladado a los estratos más desfavorecidos del mundo árabe. Túnez en primer lugar, seguido por Egipto, Bahréin, Argelia, Libia, Líbano son los ejemplos más claros (y dolorosos para nuestra integridad moral occidental) de que el mundo árabe lucha más que nunca y más que nosotros por la libertad.

Occidente deja que las causas justas sean pisoteadas y al mismo tiempo es partícipe en primera línea en causas injustas dejando que estas proliferen alrededor del mundo. ¿Qué fuimos ayer, y qué somos hoy? Por mucho que el día 18 de marzo se haya confirmado la aprobación de una intervención militar, la falta de interés, y el miedo a las declaraciones han dejado occidente en una posición vergonzosa.

El fin de los bombardeos, el progreso de la libertad y la victoria de la democracia que tanto parecen ansiar los líderes occidentales, solo ocurrirá cuando los rifles europeos dejen de sonar y Europa apoye la libertad.

Fuentes:

El País, edición digital (http://www.elpais.com/global/). La Vanguardia, edición digital (http://www.lavanguardia.es/index.html)

Base de estadísticas Europea. Eurostat (http://epp.eurostat.ec.europa.eu/portal/page/portal/eurostat/home/), gráficos por elaboración propia o extraídos de Eurostat Pocketbooks “Energy, transport and environment indicators, 2010 edition”, ISSN 1725-4566

Fundación Justicia i Pau (http://www.justiciaipau.org/)

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