Hace escasos días, apareció publicado el nuevo informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En él se indican una gran cantidad de datos de relevancia enorme para cada país y estado. No obstante, una serie de datos muestran una información preocupante en muchas regiones y que hace referencia a la desigualdad económica. Es decir: ¿Qué porcentaje de la renta nacional total se reparten el 10% más rico y el 10% más pobre de la población? Es interesante ver la correlación entre este dato y la situación geopolítica del país en cuestión.
Describir una todavía hipotética relación entre desigualdad (medida como el resultado de la fracción entre el porcentaje de renta total recibido por el 10% más rico y el porcentaje de renta total recibido por el 10% más pobre) y factores relacionados con el desarrollo del país es muy importante para comprender la vital importancia de una sociedad justa.
En primer lugar, es importante comprobar la relación con factores macroeconómicos como son el PIB por cápita y el IDH. El primero aportará una idea de la producción económica por cápita mientras que el segundo aportará el conjunto de calidad de vida de los habitantes del país.
Como se puede comprobar, existe una tendencia potencial al decrecimiento del PIB por cápita cuanto mayor sea la desigualdad. Empleando el indicador PIB por cápita como indicador de bienestar, es rápidamente comprobable que la tendencia parece indicar que cuanto mayor sean las desigualdades, menor el PIB por cápita del país en cuestión. Aspecto que corrobora el IDH de los países estudiados al mostrar una evidente tendencia (esta vez lineal) negativa para desigualdades mayores. La desigualdad parece ser el detonante de una baja producción o en todo caso, una producción mal repartida.
Merecen especial atención los casos de Albania, Angola y Namibia así como el sorprendente caso de Bolivia. Albania presenta un índice de desigualdad próximo (y mejor) que el de las potencias Europeas como Francia, España e Italia. La relativa “estabilidad” política marcada por la ausencia de guerras en Albania han permitido que desde las políticas de Perestroika, Glasnost en 1985 y más actualmente la lenta democratización y apertura hacia Europa este país alcance unos indicadores sociales aceptables. El caso contrario es el de Angola: la aparente desgracia del petróleo y las guerras de poder han anclado este país y sumido en un océano con una orillas muy desiguales. Caso semejante es el de Namibia donde la minería del diamante así como de otros metales de valor (tungsteno, uranio, zinc…) vuelven a demostrar, como en el caso de Angola y otros países no estudiados que la presencia de recursos naturales suelen provocar profundas desigualdades. En Bolivia los síntomas son los mismos: presencia de recursos naturales como el petróleo, el oro y metales preciosos.
Cabe destacar que no existe una unión directa, al menos a primera vista, pero parece que una característica propia de los países con gran desigualdad en su sociedad presentan recursos naturales “fijos” (petróleo, elementos de valor…) cosa que quizá ¿podría haber provocado conflictos y la situación actual en estos países?.
Volviendo al factor de desigualdad, ¿como afecta esta desigualdad al comportamiento social? El nivel de desempleo a largo plazo (variable útil en los países con gran IDH siendo esta muy sensible a pequeños cambios y de poco interés en zonas con conflictos) o los porcentajes de emigración son variables a tener en cuenta:
La relación entre desigualdad y desempleo a largo plazo es muy variable pero presenta una tendencia al aumento. Por causas diversas como podrían ser la educación, la discriminación de las clases más desfavorecidas (Estados Unidos) o la tendencia económica del país (la excepción de Japón sería un ejemplo) pueden empeorar la calidad del desempleo haciéndolo más longevo. En España, la casi totalidad del desempleo se considera “desempleo de largo plazo”.
La emigración, por lo contrario merece especial mención por su diversidad. Emigración cultural, emigración por necesidad junto con capacidad para emigrar y posibilidades de emigración ofrecidas definen una realidad compleja difícilmente constatable a nivel general. No obstante, salvo las excepciones de Alemania, Albania y Estados Unidos, los demás países parecen tender a una emigración cada vez mayor de su población cuanto mayor sea el nivel de desigualdad. Quizá en estos casos, la emigración “por necesidad” cobra un valor mayor a los demás tipos de emigración por encima incluso de las barreras gubernamentales (casos de las pateras, emigración ilegal…).
Finalmente, dos factores a tener en cuenta y que como se comprueba en los gráficos están estrechamente ligados, son la educación y la esperanza de vida. Consecuencias de todos los demás factores (presencia de recursos, conflictos, tipología de gobierno, PIB, cultura…) la educación, la esperanza de vida y por ende la sanidad son aspectos especialmente sensibles a la realidad geopolítica:
No parece haber muchas dudas al respecto de la relación entre esperanza de vida, educación y desigualdad. En ambos casos las gráficas parecen calcadas. En lo que concierne la esperanza de vida, los casos más relevantes son los de Angola y Namibia con 47 y 54 años respectivamente. La desigualdad social es un factor muy influyente tanto en la esperanza de vida como en el índice de educación. Los motivos, una vez más serán variables pero lo más probable sea la dificultad al acceso a la educación y a la sanidad por parte de las clases más desfavorecidas. Cuanto mayor sea la relación de desigualdad, es de esperar que mayor sea el gradiente entre las clases más ricas y más pobres y por tanto, más personas estarán por debajo del umbral de acceso a sanidad.
El caso de Estados Unidos es un claro ejemplo: mientras que en materia de educación, el índice ONU lo sitúa a la altura de Japon, Alemania, Francia, España o Italia, la esperanza de vida es sensiblemente inferior a la de estos países llegando a los 72 años (contra 76 en España o 78 en Japón). La mayor facilidad para estudiar que para acceder a una cobertura sanitaria en Estados Unidos queda comprobada.
En los países más desfavorecidos como Angola, Bolivia o Namibia los factores se diversifican: difícil acceso a sanidad, cultura no involucrada con la ciencia moderna, conflictos, enfermedades y baja capacidad económica provocan los datos que se observan en el gráfico de Esperanza de Vida.
Parece claro que el nivel de desigualdad está íntimamente ligado a otros factores relacionados con el país. Bienestar, educación, empleo y demás son factores que dependen de ésta desigualdad y de todos los factores estudiados (como el IDH, PIB por cápita…). No obstante, el quid de la cuestión es determinar un orden de causa y consecuencia en todos estos datos para poder alcanzar una solución viable susceptible de mejorar cada caso. ¿Es la desigualdad la causa del alto desempleo a largo plazo? o ¿la desigualdad es la consecuencia del desempleo de larga duración?
Personalmente, me inclino a pensar que este mecanismo causa – consecuencia se produce en bloques. Los aspectos e indicadores de cada bloque actúan conjuntamente (y la relación causa – efecto es difusa). No obstante, lo que ocurra de uno de estos bloques causará efecto en los bloques posteriores y así sucesivamente. Según este modelo y mis conclusiones en función de concepto de corto/largo plazo, causa – efecto y las distintas relaciones estudiadas, considero que en primer lugar la realidad macrogeopolítica define una primera tendencia ineludible: presencia de conflictos, mentalidad de la sociedad y existencia de recursos naturales son la principal definición de lo que ocurrirá después. En un segundo bloque aparecen factores como la desigualdad que se ha estudiado, la educación y la producción del país (PIB y PIB per cápita). Finalmente, y como consecuencia de los dos anteriores bloques, está la respuesta de la sociedad a los fenómenos que le están ocurriendo: emigración, desempleo y esperanza de vida son los indicadores finales y más certeros de la situación de un país.
Una mejor gestión de los recursos naturales así como un apoyo más presencial y menos centrado en la ayuda económica (que muchas veces se pierde antes de llegar al destino) por parte de occidente serían los pasos esenciales para atacar el problema de las desigualdades en el mundo entero. De esta forma, se alcanzaría la raíz del problema que a la postre se convierte en crisis social.
Fuentes:
Informe del PNUD – Informe sobre el desarrollo humano 2009: http://hdr.undp.org/es/estadisticas/datos/
1 comentario:
Un matiz...no són los países de occidente los que deben de dar los primeros pasos. Creo que deben ser los más desenvolupados (que no tiene poqué estar en occidente)
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