domingo, 13 de noviembre de 2011

Una realidad compleja. Actualidad de Kosovo

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La declaración unilateral de independencia por parte de Kosovo en 2008 representa una contundente declaración de intenciones. En la actualidad, diversos países reconocen a Kosovo como país soberano (todos afines a Estados Unidos) mientras que otros optan por una posición contraria a esta idea independiente (oponentes a Estados Unidos). Más allá de cualquier controversia, su intención de adherir la Unión Europea muestra un interés por beneficiarse de las ayudas europeas y por convertirse a medio plazo en un país moderno, dinámico y notablemente real. Sus ciudadanos comprueban como (muy) poco a poco, sus opciones de vivir en una sociedad realmente libre y legislada se acercan al alinearse con los objetivos e ideales europeos. No obstante, el hasta la fecha loable esfuerzo de Kosovo por acercarse a Europa topa con un enorme problema cuando las nuevas leyes y normas salen de las paredes diplomáticas y gubernamentales de Pristina para acercarse a la sociedad.

El conflicto acaecido en la región ha dejado un legado todavía muy difícil de sobrepasar por parte de los diferentes gobiernos y las tentativas de aplicar la reformada legislación kosovar se ven frenadas una y otra vez con una sociedad con fuertes tensiones internas. Un gobierno todavía tierno y a la postre débil plagado de casos de corrupción, un progreso del cambio lento y una sociedad compuesta por una multitud de minoridades en algunos casos discriminadas están desalentando a las personas que cada vez confían menos en su gobierno.

La realidad geopolítica de Kosovo ha dividido la comunidad internacional. Por diversos intereses políticos o tentaciones estratégicas, Kosovo se ha convertido a ojos del mundo en un caballo de batalla que, pese a su diminuto tamaño geográfico, merece ser un aliado. Y como en muchos otros casos en los que la población pasa a un segundo plano, la sociedad se deja de lado en pro de un crecimiento económico. Pero ¿cuál es la situación real de Kosovo en la actualidad? Mucho se habló durante la guerra y tras la declaración de independencia pero poco se dice ahora: ¿qué futuro le espera a Kosovo de continuar en la misma línea?

 

Kosovo, historia hasta la actualidad

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Desde 1912, Kosovo ha sido reconocida por la comunidad internacional como parte del entonces Reino de Serbia cosa que provocó una gran oleada de emigración kosovar hacia la vecina Albania y tras un breve resquicio de esperanza durante la primera guerra mundial, los países de la triple-entente lograron dar a Serbia el apoyo suficiente para que recupere su control sobre Kosovo.

Serbia absorbió Montenegro y tras la primera guerra mundial, se unificó con la resultante de la desintegración del Imperio Austrohúngaro: Croacia y Eslovenia, conformando por tanto Yugoslavia. Desde entonces, considerada secesionista, la minoría albanokosovar fue perseguida por todo el territorio yugoslavo.

La situación se tornaría en contra durante la segunda guerra mundial. Invadida por las potencias del eje, Yugoslavia se reparte dividiendo Kosovo en la Gran Albania bajo control italiano y la Serbia del norte bajo control Nazi. La población albanokosovar intenta lograr un gobierno étnicamente propio y por ello apoya la deportación de gitanos y serbios al gobierno nacionalsocialista de Hitler desde que éste ocupó la región en 1943. Con el fin de la segunda guerra mundial, llegó la codicia soviética que se enfrentó a los partidarios de que Kosovo permaneciera en Albania. El general Josip Brop Tito, que recibiría el apoyo de los partisanos lograría mantener Kosovo en la recientemente creada República Democrática Federal de Yugoslavia. Con el fin de evitar el secesionismo de Kosovo (parte de la provincia de Serbia, bajo el control Yugoslavo), Tito redujo el poder de la región Serbia, otorgó cierta autonomía a Kosovo así como el estatus de provincia autónoma y pese a permanecer bajo la tutela Serbia, los representantes de Kosovo dispusieron de los mismos derechos (incluido el de veto) en el parlamento yugoslavo.

Pero ya en la década de los ‘80, el aumento de la autonomía y derechos de Kosovo en detrimento de los serbios que habitaban en la región kosovar provocó unos roces incipientes entre la comunidad albanesa y serbia. La natalidad estaba del lado albanokosovar y la comunidad serbia de Kosovo empezó a despertar un sentimiento nacionalista en protesta por los crecientes ataques étnicos, se formaba movimiento liderado por Slobodan Milosevic. Hábil políticamente y ya sin el yugo de Tito (muerto en 1980), Milosevic logró cambiar los estatutos yugoslavos para que los representantes de Kosovo fueran elegidos por Serbia retornando cierto poder a la comunidad serbokosovar. La comunidad albanokosovar fue poco a poco expulsada favoreciendo la colonización serbia. Tras la disolución de Yugoslavia y concretamente desde 1991, Kosovo declaró su independencia unilateralmente (pero sin el reconocimiento internacional) y formó un ejército irregular para defender dicha independencia. Las rencillas armadas entre el UÇK y el ejército serbio empezaron a convertirse en realidad pero no fue hasta 1998 cuando occidente decidió intervenir.

Informes de asesinatos masivos étnicos en la región provocaron la preocupación occidental que envió tropas a la región e inició una oleada de bombardeos bajo el mando de la OTAN en Serbia dañando su infraestructura gravemente. Belgrado fue duramente bombardeada por los aliados cuyo objetivo principal era detener la limpieza étnica que se estaba dando en Serbia (a partir del año 2000, algunos informes aparecieron en los que se sospechaba de la manipulación de muertos para forzar la intervención de la OTAN). La respuesta Serbia fue el ataque indiscriminado a poblaciones civiles o militares albanokosovares generando el enorme éxodo de estos mismos hacia Albania. En la actualidad se sabe de 10.000 muertos y 3.000 desaparecidos mientras que Robin Cook (1er ministro británico) aseguró la muerte de 300.000 personas. Un posible interés de Estados Unidos por intervenir, derrocar a Milosevic y controlar la región podrían estar detrás del inflado de muertes por limpieza étnica, limpieza que de todos modos existió.

Muchas críticas se han llevado contra Estados Unidos quien envió miembros de la CIA para adiestrar el UÇK y fomentar el conflicto interno al tiempo que manipulaba informes. El objetivo más plausible parece ser el interés occidental por derrocar el régimen de Milosevic y aumentar el control en la zona (actualmente muy afín a los Estados Unidos) en un punto próximo a las fronteras soviéticas.

 

Kosovo hoy en día: ¿futuro con o sin esperanza?

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Reconocido por países como Estados Unidos, Francia, Alemania, Bélgica, Japón, Italia, Bulgaria hasta un total de 75 países (pero no por Rusia); compuesto por un 88% de albaneses, 8% de serbios, 2% de goranis, 1,5% de arumanos y un 0,5% de turcos; con una mezcla religiosa tal que coexisten un 92% de musulmanes con un 8% de cristianos, muchos analistas consideran la región como un auténtico polvorín en el que la máxima cautela diplomática debe llevarse a cabo.

La versión más oficial, si es que en estos temas existe una versión oficial puesto que la línea que separa la existencia de la inexistencia de un estado es muy tenue, difusa y difícil (depende del tiempo, de los intereses, de las versiones oficiales de cada país…) es que Kosovo es una región de Serbia acorde con la posición de Serbia y la resolución 1244 de la ONU. Pero dicha resolución es antigua y en la actualidad diversos países influyentes reconocen Kosovo como país independiente. Esta división internacional y concretamente el enfrentamiento diplomático entre Serbia y los países que no reconocen Kosovo (Rusia, España, Venezuela entre otros) contra los estados que sí que lo reconocen no está apoyando la situación actual kosovar ni su gobierno. Es el ejemplo de España, que en una decisión unilateral decidió retirar las tropas de la misión KFOR (misión de paz en Kosovo) sin consultar ni comunicar con sus aliados provocando un pequeño incidente diplomático entre Norteamérica y España desviando una vez más la atención de Kosovo.

Quizá el trabajo más importante lo está llevando a cabo el PNUD quien, afiliado a Naciones Unidas pero con cierta independencia (lo que le desliga de los probables intereses de las grandes potencias que conforman la ONU), está luchando por poner a la población kosovar como objetivo principal de la política de reconstrucción de Kosovo. A día de hoy, Kosovo no pertenece a la ONU pero sí que se ha incorporado en el Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial cosa que le da una cierta relevancia diplomática y un punto de acceso a la comunidad internacional. No obstante, estas dos instituciones tienen como objetivo principal la economía monetaria y su indicador predilecto es únicamente el PIB y este hecho podría pasar factura a Kosovo puesto que contrariamente al interés del PNUD, tanto el FMI como el BM anteponen en su política central el crecimiento económico frente al crecimiento social o incluso a un crecimiento mixto. Por otro lado, la relevancia política internacional que podría disponer Kosovo se ve fuertemente dañada por el control de Naciones Unidas quien detiene el control judicial, policial y militar. Como es bien sabido, un país sin ejército y sin el control de su propia justicia apenas tendrá poder diplomático.

¿Que ocurre a nivel social si éste es tan importante? En la actualidad Kosovo convive con una tasa de paro del 48%, un índice de pobreza del 45% estancado, la tasa de natalidad más elevada de Europa y una discriminación todavía actual hacia la minoría serbia así como hacia las mujeres. Además de todo ello conviene analizar los sectores de la sociedad que se encuentran en situación de riesgo extremo. El PNUD identifica el paro de larga duración (82% del total de desempleados). Los niños de las familias kosovares en la extrema pobreza (18% del total de las familias bajo el umbral de pobreza), las niñas procedentes del campo así como los niños de familias pertenecientes a minorías étnicas. Más ampliamente, las mujeres en general también forman un conjunto en riesgo: menos del 25% de las mujeres participan en la fuerza activa laboral del país, cerca de un 25% sufre anemia, un gran número son maltratadas en casa y pocas acceden al gobierno y todo ello pese a una ley aprobada por Europa respecto a la igualdad de sexos. Por otra parte, las minorías más reprimidas y excluidas: rumano-kosovares, ashkali o los egipcios-kosovares presentan índices de educación y acceso a la sanidad sensiblemente menores que el resto de minorías y que en lugar de encontrar apoyo y comprensión tan solo reciben ostracismo por parte del gobierno kosovar.

Todo ello unido dificilita el acceso a la educación por la falta de fondos en las familias, reduce las opciones de futuro de Kosovo al impedir que una gran parte de su población acceda al proceso de construcción del país por inanición, falta de educación o rechazo social. Existe una gran fractura social en Kosovo que debe ser reparada inmediatamente.

 

Medir Kosovo, una tarea vital como primer paso

Para llevar a cabo una buena política social, es necesario conocer la situación actual real de Kosovo y por ello es importante conocer algunas estadísticas para fijar concretamente un objetivo. El desarrollo humano obtenido a través del Indicador de Desarrollo Humano (IDH) es de vital importancia para comenzar la aproximación:

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Kosovo ocupa una posición atrasada en la mayoría de los indicadores mostrados aunque la evolución de dichos factores haya sido positiva durante los últimos años (por ejemplo, desde 2007 a 2010, el IDH ha pasado de 0,678 a 0,700 y el índice PIB de 0,521 a 0,543). Esto indica un crecimiento positivo y un efecto real de las medidas tomadas por el gobierno pero yuxtapuesto a la estagnación de los indicadores de pobreza o de desempleo lleva a la conclusión que dichas medidas impactan de forma desigual en la población. De hecho, el ratio de empleo era de 27,9% en 2004 y ha pasado al 24,1% en 2008, lo que equivale a una disminución del 13%. Una situación crítica que se ve agravada por los sistemas productivos y protectores lejos de su óptimo:

  • Un sistema rural poco preparado que conduce a una agricultura arcaica y de subsistencia que se presenta desordenado y formado por pequeñas explotaciones sin acceso a las nuevas tecnologías agrícolas.
  • Una red de protección social sin objetivos y mal organizada basada en criterios mal definidos. Por ejemplo, una familia sin ninguna persona empleada, siempre bajo unas condiciones duras (búsqueda activa de trabajo, al menos uno de los niños menor de 5 años…) percibe una ayuda de 55 € si la forman tres personas hasta 75 € si la forman siete o más personas.

La discriminación laboral también representa otro problema puesto que las personas que habitan en ciudades y pueblos segundarios se muestran excluidos del mundo laboral, al igual que las mujeres y los grupos étnicos minoritarios que muestran en todos los casos ratios de exclusión mayores que los valores medios. Etnicidad, años de educación, sexo y ubicación son los principales factores que conducen a la exclusión laboral de los kosovares como ejemplifican los siguientes dos gráficos:

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Los medios no son alentadores debido a la falta de equipos de comunicación (562.000 teléfonos móviles en 2007, es decir en la posición 157 del ranking mundial), tan solo 4 aeropuertos con pista asfaltada y una red de carreteras deficiente. Por otro lado, los objetivos de construcción viales podrían no estar correctamente orientados puesto que la última gran obra trata de un enlace por autopista entre Pristina y la capital de Albania, Tirana. La inversión para unir ambas capitales no deja de recordar al sueño de la Gran Albania que el imperio otomano quebró en 1912 pero podría no ser el camino óptimo para desarrollar el comercio internacional hacia Kosovo por no hablar de qué se podría haber hecho con el presupuesto faraónico que disponía la autopista.

Muchos intereses se mezclan. Por un lado, Europa desea evitar la independencia del pueblo kosovar en pro de una estabilidad prácticamente irrealizable en un Kosovo multiétnico: la minoría serbia rechaza la independencia declarada en 2008 y opta por la secesión al tiempo que está arrinconada en el norte del país. Por otro lado, Albania enarboló su propia bandera el día en que Kosovo declaró la independencia en lugar de coger la flamante nueva bandera kosovar creada para tal ocasión demostrando un interés apenas oculto por anexionar Kosovo bajo sus fronteras. Y la autopista que une Pristina con Tirana, lejos de favorecer la unidad kosovar apunta a una destrucción del embrión nacionalista de Kosovo en pro de un control albano.

 

Los objetivos en Kosovo para la esperanza

Dada la situación social, es indudable que una población tan joven representan un tremendo potencial a corto, medio y largo plazo. No obstante, se hace necesario notar que en Kosovo la principal traba para avanzar como país o como región no pasa por un crecimiento económico exacerbado, meta que debería pasar a un segundo plano puesto que la desconfianza y la desilusión hacia el gobierno siguen en aumento.

Dadas las circunstancias sociales y geopolíticas, la principal decisión gubernamental y europea debe tomarse sobre la población kosovar. El futuro de Kosovo pasa por concienciar a sus habitantes que ellos forman parte del “concepto de Kosovo” y que son capaces de hacer un paso adelante al mismo tiempo que los gobiernos que dicen apoyar la región soportan soluciones sostenibles para la sociedad y no para la economía del país. Los supuestos intereses de alianzas militares entre un país todavía por armar armar como Kosovo y Estados Unidos denotan una vez más, el negativismo y los continuos intereses que mueven occidente y exigen un cambio drástico en la posición de ambos bandos: el gobierno kosovar debe hacer un esfuerzo para distanciarse de estos intereses extranjeros mientras que occidente debe, por una vez, evitar la codicia y apoyar realmente el territorio kosovar por el bien de todas las comunidades que habitan allí.

Implantar una política activa de inclusión de la sociedad, introducir un mejor control de las finanzas internas aplicando un sistema de metas económicas y fijando claramente los presupuestos para cualquier plan político deberían ser las primeras mediad a venir. A nivel social, urge aplicar responsabilidades en un proceso de descentralización que permita mejorar la integración de todas las personas en los sectores allí donde mejor se desarrollen acompañando esta idea de con un modelo de consulta social más integrado en el seno de la sociedad; de este modo, se pondría freno a las exclusiones que existen hoy en día al tiempo que se daría voz y voto a las comunidades discriminadas. Finalmente, para mejorar la red laboral podría implantarse un sistema educativo que responda a las necesidades del mercado creando esquemas de educación adulta adecuados.

En otras palabras: es necesaria una reforma política integral en materia de visión y misión que afecte a las personas. La reforma económica y el crecimiento son factores que, aunque necesarios, no son la prioridad de Kosovo que más allá de su situación política respecto a Serbia (que parece apuntar a una independencia reconocida internacionalmente antes o después) dispone ahora de una autonomía y un capital extranjero que debe saber gestionar. Igualdad, eficiencia, sostenibilidad y participación son los pilares que Kosovo debe buscar y encontrar. Barreras y dificultados no faltan, pero atisbos de esperanza tampoco.

Fuentes:

Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) – Informe sobre Kosovo 2010

CIA – Descripción oficial de Kosovo según la agencia de inteligencia norteamericana (https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/kv.html)

Wikipedia – Archivo sobre Kosovo (http://es.wikipedia.org/wiki/Kosovo; http://en.wikipedia.org/wiki/Kosovo)

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