viernes, 3 de julio de 2009

Unión Europea ¿Realidad o ficción?



La Unión Europea es sin duda alguna el resultado de una larga ecuación temporal en la que se suman tres organizaciones de la región Europea. La Comunidad Económica Europea, la Comunidad Europea de la Energía Atómica y la desaparecida Comunidad Europea del Acero y el Carbón. Fundadas a partir de 1952 y unidas por un único poder ejecutivo en 1962 tras el Tratado de Bruselas se diseñó el primer embrión para la última Unión Europea. El pistoletazo de salida lo dio el Ministro de Asuntos Exteriores francés: Robert Schumann. En el “Salon de l’Horloge” se encendió el ideal de una Unión de pueblos europeos para el futuro. Pasado medio siglo de este acontecimiento y con la ratificación de Tratado de Maastrich todavía en la retina pero con tiempo suficiente para comprobar sus efectos, la situación podría no ser tan alentadora como los años de los precursores de esta genial iniciativa. ¿Qué ha ocurrido durante estos años para que la Unión Europea no sea vista como un proyecto real del hipotético pueblo Europeo?
La Unión Europea está basada oficialmente en tres pilares que consisten en promover en primer lugar una cultura europea y despertar en la medida de lo posible un sentimiento Europeo, en segundo lugar radicar en la política exterior que se lleve a cabo por la Unión y que como objetivo último intenta buscar una gestión e imagen alternativas a la presentada por Estados Unidos. Finalmente, el tercer pilar rige las relaciones policiales y judiciales entre estados componentes. Poco se puede objetar sobre los dos últimos pilares que al parecer están colocando la Unión Europea como alternativa real al poder norteamericano (notablemente a la hora de servir como contrapeso en el mundo a las decisiones, en ocasiones déspotas, del país americano) y como un conjunto unido en menesteres judiciales. No obstante, el problema consiste en el pilar fundamental. Sin duda alguna, si la Unión Europea desea tener un futuro a largo plazo, debe crearse un sentimiento social real. Una identificación con una hipotética nacionalidad Europea debe crearse para poder soñar algún día con un Estado Europeo.

El problema se encuentra en los acontecimientos ocurridos en los últimos tiempos que no corroboran esta idea. La sociedad “Europea” es en realidad un conjunto de nacionalidades que parece ser difícil congregar en una única unión. El reciente referéndum sobre la Constitución Europea ha caído en desgracia (tuvo que anularse tras los resultados nefastos en los países más importantes de la Unión) al tiempo que demuestra que pocos países confían en dicha unión y lo que es peor para este proyecto: cada estado piensa para sí mismo. A diferencia de los Estados Unidos, por comparar con un país con una posible semejanza en su fundación, donde por encima del proceder del un Estado cualquier impera el sentimiento Americano, la Unión Europea no está apoyada sobre una base social estable y dispuesta a ser “Europea”.

Varios ejemplos ilustran que las ideas unionistas topan en la gran mayoría de los casos con las barreras nacionales. El Esperanto es el caso más relevante: una lengua creada por un oculista polaco y perseguida por dictadores (Stalin, Hitler, Franco) así como por senadores electos (McCarthy), jamás ha gozado de un soporte social masivo. Hoy en día la “lengua internacional” se considera un objeto irreal a la par que inútil. Sirva de detalle que la lengua gozó de cierto respaldo social cuando se asociaba esta al movimiento obrero y comunista, hecho que hizo que la implantación del Esperanto tuviese ciertas posibilidades. Posibilidades quebradas desde el momento en que este fue perseguido y olvidado. Se puede destacar aquí la idea de que es necesario un golpe de efecto histórico concreto e formalmente indescriptible para unir diferentes pueblos. En el caso americano, varios sentimientos de distanciación hacia los que tiempo atrás desecharon los predecesores de los Estados Unidos (inmigrantes que en general no eran personas gratas en los estados Europeos), unido a una guerra que rápidamente se entendió como guerra fratricida demostró la existencia de un nacionalismo Americano que terminó con la guerra de la independencia en 1783 declarando Estados Unidos como país de entero derecho. En Europa y por extraño que parezca, ni la primera ni la segunda guerra mundial han servido de espoleta para encender el deseo de unir la Europa multinacional.

También sorprende las enormes divergencias entre gobiernos y demás así como los constantes nacionalismos que pueblan Europa. Es difícil creer en una posible Unión Europea si ni si quiera los estados que los componen presentan un conjunto socio-estatal estable. Francia (Bretaña y Córcega), más sensiblemente en España (Cataluña y País Vasco), Reino Unido (Ulster) y de forma más difusa en otros estados eurasiáticos: Albania (minoría griega), Croacia, Eslovaquia, Estonia, Georgia, Antigua República Yugoslava de Macedonia… son ejemplos que ejemplifican que muchas regiones y comunidades sociales anteponen su situación a la situación Europea. De hecho, lo mismo ocurre con los gobiernos de estados oficiales. Desde antaño y por causas my complejas, explicar, arañar, alterar, rozar o modificar los pilares de un estado como nacionalidades, lenguas, hábitos, creencias y demás identificadores político-geográfico-nacionales es peligro, difícil y rara vez realizable. Es por tanto difícil pensar en un proyecto de Unión Europea mientras que los estados componentes no lo apoyen y mientras prime el objetivo de nacionalismo entre las minorías que componen los Estados-Nación europeos.

¿Quién es por tanto el valedor de la Unión Europea? La respuesta es simple y como en multitud de otros casos previsible. El sector económica (simplificando a lo social: las empresas) son las únicas uniones que están avalando y apostando por una Unión Europea. ¿Paso previo necesario para obtener una primera base europea económica? Es posible pero no parece que este pilar económico vaya a ser de mucha importancia para el objetivo último de Europa: la sociedad. De hecho, las empresas deberían confiar en que no lo sea puesto que mientras la vía social se muestre imposible, el gobierno Europeo premiará a las “empresas que confíen en Europa” con proyectos muy lucrativos. El sector energético (nuclear principalmente), las empresas aeronáuticas (el caso Español es el más flagrante: empresas con reducidos presupuestos y tecnologías muy limitadas entran en sociedades como Airbus o más generalmente EADS para beneficiar de ventajas fiscales, ayudas económicas y un poder de decisión enorme), sector naval, petrolero y demás ven en la Unión Europea la solución a muchos problemas, nuevos mercados sin barreras fiscales y toda una masa social a la que llegar sin mover un dedo y lo que es mejor, sin pagar un solo euro.

Lamentablemente, ni tan solo el poder militar europeo sirve de Unión hoy en día. La guerra de Irak y la invasión de Afganistán promovida por los Estados Unidos ha debilitado enormemente al país Americano en lo que política en Oriente medio se refiere pero ha hundido toda tentativa de formación de una Unión Europea a medio plazo de cara al mundo y de cara al ciudadano Europeo al demostrar que hoy por hoy, los estados prefieren gestionar su presupuesto y cartera militar por sí solos. Ni siquiera en un tema en el que Europa lidera: el respeto de otras naciones y la reserva del ejército para situaciones de corta duración y concretas está cohesionado en Europa. De hecho, cada país hizo lo que creyó conveniente y primando objetivos políticos (España e Inglaterra), empresariales (Francia y Alemania) y económicos (República Checa, Hungría) para que cada uno destinase tropas a Irak, Afganistán o a ambos. Desde 2003, la Unión Europea le ha demostrado al mundo que puede ser Europea pero en ningún caso es una Unión.

Terminamos finalmente con la reciente oleada de nuevas incorporaciones a la Unión Europea. Este es un tema difícil puesto que la U.E. es hoy en día la salvación (como lo fue antaño para España) para muchos estados de Europa del este. Pero como se puede clasificar Europa: ¿Dónde poner la frontera a Europa? ¿Existe realmente la Europa que se nos dice hoy en día? Quizá sería más razonable hablar de una Europa mediterránea, de otra Europa central y de una Europa eurasiática. La verdad es poco tienen que ver socialmente Kazajos con Ingleses, o Checos con Españoles. Se trata de nacionalidades bien diferenciadas cuya integración en una única Unión no hace más que refrendar la idea de un único interés económico. Los fabricantes de coches españoles, alemanes y británicos ven con deseo y ansias la entrada en la unión de países del este sedes de sus futuras fábricas de vehículos a coste nulo mientras que los gobiernos de estos estados ven el final de problemas como la defensa, el paro y los presupuestos gubernamentales. La política europea no ayuda a desmarcarse de estas ideas imponiendo únicamente unas condiciones de “salubridad política” mínimas sin referirse a una necesidad de sociedad comprometida con la Unión Europea. Como ocurrió en España, en Portugal y en Grecia en su momento, Turquía (país que jamás ha tenido nada que ver con la Unión Europea o lo que antaño se le ha parecido), República Checa o la gran mayoría de estados de Europa del este en este momento (quizá en algunos años hablemos de adherir Siria, Iran o Emiratos Árabes Unidos a la Unión Europea…) ven a Europa como medio económico a corto plazo para sanar su economía, su sociedad y “salir a flote”.
Varios argumentos se podrían enunciar para justificar aun más que hoy en día no existe sentimiento Europeo en Europa. Y sin dicho nacionalismo Europeo (o simplemente sentimiento Europeo, ya sería un primer paso) no se puede confiar en crear una Unión Europea real, social y cohesionada como se desea hacer. Esta unión todavía se percibe como algo muy lejano por las sociedades de las distintas naciones que la componen. Es simple ver que si en el estado último, la Unión Europea desea considerarse como Estados Unidos, es decir como un país independiente, la primera carece de cómo mínimo dos de los tres componentes elementales para fundar un país: Nación y Pueblo (el Estado Europeo podría considerarse como real y estable) son elementes que curiosamente atañen de forma más o menos indirecta a la sociedad y que no existen a nivel Europeo. Si esta además se percibe como vía comercial y no como un conjunto con expectativas nacionales nunca se despertará una Unión Europea real. Si ésta está plagada de nacionalismos que ponen en evidencia el deseo de autogobierno y chocan frontalmente con la idea de unir los pueblos Europeos bajo un único Estado (es difícil creer y confiar en un nacionalismo deseoso de secesionar respecto un estado para luego unirse en un proyecto cuyo objetivo último es la abolición de las fronteras y gobiernos que lo componen) jamás cuajará la idea de nación Europea y si finalmente, ni siquiera los políticos creen en un estado Europeo y lo contemplan como herramienta para que las empresas sean financiadas y dispongan de ventajas geográficas, nunca se llegará a conocer la Unión Europea. Nos enfrentamos como ciudadanos Europeos ante una crisis de identidad que podría ser letal para la Unión Europea. Como ya hicieron antaño Schumann, Adenauer, Monnet, Spaak y demás es necesario plantearse algunas preguntas acerca de Europa: ¿Qué es Europa? ¿Es realmente viable una unión supranacional de tal calibre? ¿Se pueden vencer los nacionalismos oficiales y no oficiales implantados en Europa desde hace centenares de años? Una vez contestadas estas preguntas se podrá emprender una renovación de la gestión de la Unión Europea que pase por reestructurar su ideal expansionista, presentarse realmente como alternativa a los Estados Unidos y fomentar un sentimiento Europeo real.

No obstante, la pregunta clave y más importante vendría a ser mas realista: ¿Existen políticos dispuestos a tomar este riesgo? ¿Es realmente necesario un impacto histórico como la IIª guerra Mundial para que vuelva a aparecer un nuevo Schumann? Esperemos que no, pero las expectativas de cambio son más bien pobres hoy por hoy.

3 comentarios:

Marc dijo...

Posts tan largos hacen que la gente huya de leerlos y frenan el debate.
Es sólo una observacion que te sugiero tengas en cuenta. Entre otras cosas porque tú mismo acabarás huyendo de tu propio blog.
Por cierto, tenemos que ir a tomar una cañas!

Europa dijo...

Es largo, pero se agradece el repaso...

Una opinión simplificada: la Unión Europea es política económica. El sentimiento europeo o nacionalismo europeo se crea como se crea en cualquier nación: para justificar e impulsar socialmente el asunto. Pero no puede triunfar en todo el territorio europeo porque la política económica europea no es participada, no se crea en todo ese territorio.

Además hay otros problemas. Creo que la falta de unidad sobre derechos fundamentales y las reticencias de estados miembro sobre el Tribunal europeo son algunos de ellos.

Alejandro Soberano dijo...

Podrian ser, pero a mi parecer es la falta de una "fe" Europea la que acabará por convertir esta Unión Europea en una organización más como la OMS, la OTAN lo cualquier otra organización internacional.