En la edición de “Le Monde Diplomatique” (Diciembre 2010, nº 681), el autor Serge Halimi publica un artículo de gran interés en el que muestra el camino que sigue el sistema económico hoy en día: el aumento de la desigualdad…
“Desde hoy, los liberales se preocupan por los pobres. En el Reino Unido, por ejemplo, el primer ministro conservador David Cameron quiere aumentar masivamente los costes de inscripción en las universidades siguiendo los pasos de su predecesor Toni Blair. Supondría una medida social. ¿Objetivo? No colocar a cargo del conjunto de contribuyentes el coste de unos estudios que mayoritariamente cursan “clientes” procedentes de estratos sociales adinerados. El Estado realiza un ahorro; los pobres disponen de becas. Hace tres años en Francia, el editorialista Jacques Julliard ya estimaba que “lo gratuito, es una subvención a los ricos que envían sus hijos a la universidad”. Por tanto, hacer pagar los derechos de inscripción universitarios representaría una reforma igualitaria…
El tamaño de los déficits públicos permite extrapolar este razonamiento al conjunto de prestaciones sociales, poniendo en duda su carácter universal. Para empezar, las ayudas familiares: “Más allá de un cierto nivel [de renta], simplemente no nos percatamos que cobramos ayudas. El dinero de Estado es, en este caso, dilapidado”. Reitera el ex ministro de derechas Luc Ferry, cuyas palabras fueron respaldadas por el ex primer ministro socialista Laurent Fabius. A continuación, la cobertura médica: hablando sobre su padre, “hospitalizado durante quince días en un servicio de última tecnología”, Alain Minc, consejero del Sr. Nicolas Sarkozy y próximo de la Sra. Martien Aubry, se ofuscó sobre el hecho que “la colectividad francesa se haya gastado 100.000 euros para curar un hombre de 102 años. (…) Habrá que interrogarse para saber como se recuperarán los gastos médicos aplicados a personas muy mayores colocando su patrimonio, o aquel de sus allegados, en contribución. Sería cuestión a presentar por el partido socialista”. Finalmente llega el turno de las pensiones de jubilación: el semanal liberal The Economist lamenta que George Osborne, ministro británico de finanzas, no haya sistematizado su ataque “contra el principio de universalismo propio al sistema social. Debería haber apuntado, por ejemplo, las costosas ventajas pactadas para los jubilados independientemente de sus rentas”.
Así, los liberales parecen preocuparse de la “igualdad” de la redistribución tras haber reducido la progresividad de los impuestos… Su próximo paso se conoce de antemano; los Estados Unidos ya lo han experimentado: en los sistemas políticos dominados por las clases medias y superiores, la amputación de los servicios públicos y de las ayudas sociales se convierte en un juego de niños cuando las clases más bien estantes dejan de tener acceso. Estiman entonces que estas ventajas alimentan un sistema de dependencia y fraudulento; el número de beneficiarios se reduce. Colocar ayudas sociales bajo condición de renta es por tanto, prácticamente siempre, programar su desaparición.”
Es interesante ver como el autor destaca el camino que están siguiendo las prestaciones sociales. Y curiosamente, en tiempo de crisis y cuando más necesarias son, dichas prestaciones se están eliminando en toda Europa.
Fuente:
Le Monde Diplomatique (edición francesa internacional), Nº 681 – Diciembre 2010 – SERGE HALIMI). Traducción propia.
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