
Son tiempos difíciles en muchos sentidos, pero hoy en día vivimos una crisis de identidad que ha provocado y sigue provocando unos horrores de los que hoy no somos del todo conscientes pero que en breves años marcarán nuestra historia y hará que nos avergoncemos del mismo modo que hoy nos avergonzamos del nazismo. En efecto, hoy en día, y contrariamente a lo que pensamos nuestra identidad está más esquelética que nunca. Y es que una identidad débil y moribunda es fácilmente manejable convirtiéndose (bajo las órdenes de personas fuertemente heridas en su identidad o muy calculadoras) en una fuente de odio racial y en un arma homicida y en ocasiones suicida. ¿Qué es nuestra identidad? La respuesta a esta pregunta podría esclarecer a cada uno qué somos realmente y arrojar un poco de luz sobe nuestro futuro.
En efecto, es conveniente tomarse un tiempo de tanto en tanto para intentar mirar en su interior y descubrir qué somos realmente. No se trata de ningún rito espiritual si no de una búsqueda objetiva y subjetiva de nuestras experiencias para definir con claridad el libro de nuestra vida que en definitiva es el lienzo de nuestra identidad.
Es interesante partir desde el punto de vista de la identidad como informe (DNI) de nuestra unicidad en el mundo. El DNI nos muestra al mundo como seres únicos. A partir de esta idea de individualidad, transpongámonos hacia un campo mas interior; obviamente el documento de identidad no es suficiente para definir nuestra identidad como seres humanos. Esta última se definirá no como una superposición de ideales cambiantes si no como la conjunción, la amalgama y el conjunto en general de todo lo que somos y hemos sido. Reducir la identidad a una única faceta es el primer paso hacia nuestra utilización como arma política, guerrillera y al final asesina.
Es importante destacar análogamente que mantener a ultranza una identidad única a lo largo del tiempo es absurdo no solo por el reduccionismo de nuestro propio ser humano si no por los acontecimientos cambiantes geopolíticos. Tomando un ejemplo del célebre autor libanés Amin Malouf, imaginemos un hombre adulto que en 1980, vivía en la zona de los Balcanes. Preguntándole por su identidad se declarará “Yugoslavo, con orgullo”. No obstante, ese mismo hombre preguntado años después asegurará ser “musulmán cuya fe es intachable”. Preguntado en el siglo XXI, este hombre respondería “Soy Bosnio pero me gustaría formar parte de Europa con mi fe musulmana”. El sentimiento de pertenencia a un grupo cualquiera (puede ser de cáliz sociopolítico como el ejemplo, pero puede tratarse también de un conjunto laboral) es cambiante y es ridículo querer asegurar que persistiremos siendo algo que con toda certeza cambiará con el tiempo.
Esta idea remarca que dentro de nosotros existen diferentes personalidades cuya importancia varía a lo largo de nuestra vida pero que no por ello dejan de existir en nuestro interior. No obstante, la problemática se plantea al incurrir en el tremendo y peligroso error de dar una prioridad absoluta a una de nuestras facetas ocultando las demás. Teniendo en cuenta que en general el ser humano realza con orgullo la faceta de su personalidad que más se le oprime desde el exterior, tener en cuenta una única faceta personal nos convierte en un arma y en un juguete para personas totalmente conscientes de esta realidad. Los instigadores de guerras, odios, nacionalismos y demás explotan la idea de “ellos” y “nosotros”. Fomentan el odio con “ellos nos odian” o “nosotros somos una comunidad y nos ayudaremos entre nosotros” y crean un vínculo de unión entre personas. Dicho vínculo es por sí solo muy atractivo (“eres de los nuestros, ven y te ayudaremos”) y en ocasiones positivo (formación de sindicatos y demás) pero que puesto en oposición a otra comunidad es un arma muy peligrosa. Ruanda (donde más de 800.000 personas perdieron la vida por ser de una determinada comunidad, siendo asesinados a manos de personas que no quisieron ver (o no se les dejó) que en frente tenían a compatriotas), Irlanda, País Vasco, Oriente Medio, Israel, la Alemania Nazi son solo algunos ejemplos de cómo, movido por el miedo inculcado por sus líderes, el terror del supuesto enemigo y el odio hacia la comunidad de enfrente pueden convertir a un simple zapatero, o a un aventajado estudiante en el asesino (en ocasiones suicida) de personas a las que un año antes hablaba de futbol y de sus zapatos apaciblemente en un bar con su supuesto enemigo.
Por último, quisiera insistir sobre la parte positiva del pensamiento de identidad total que defiendo en este artículo. De hecho, además de alcanzar un conocimiento más profundo de nuestro ser, encontraremos una visión más pacifista y abierta al futuro. Como podríamos pensar nuestra identidad no es un libro acabado, ni uno por empezar, es un libro escribiéndose que encontrando nexos de unión con todo tipo de personas emprende el camino de la constante adaptación a lo que le ocurre durante la vida.
Notablemente en temas políticos (como son los conflictos nacionalistas o raciales) son las personas que de entre toda su identidad presentan un mestizaje (como podría ser un hijo de padre hutu y madre tutsi) deben servir de puente entre las civilizaciones encontradas. ¿Cómo van a hacer eso? Tal y como escribía el premio Nobel de economía Amartia Sen, debemos desligarnos de la penosa idea de identidad unida a la civilización y entender que nosotros no somos únicamente Europeos, ni occidentales. Somos personas únicas cuya identidad nos define y es tan completa, polifacética y gigante que nos permite encontrar nexos de unión con todas las demás personas. Negarse a ver dichos nexos y permitir que el odio hacia alguna comunidad (con cuyos individuos podríamos encontrar más cosas en común que con los de nuestro supuesto bando) se apodere de nuestra alma es un terrible error de consecuencias desmedidas y por desgracia conocidas.
Es evidente que al pensar, de forma rápida alcanzamos conclusiones semejantes. Pero en la vida real, debido principalmente a la celeridad de los cambios sociales que estamos experimentando, es fácil caer en el reduccionismo de la identidad a conjuntos como Mundo Occidental, Oriental, Islamista… Dejemos de vernos como “nosotros” y “ellos” y contemplemos la posibilidad de emprender el camino de la comprensión y la tolerancia. Pero en todo momento, es necesario convencernos de que la identidad no es una única personalidad, si no el conjunto de una multitud de acontecimientos, hechos, pasados y demás que nos definen como seres humanos y sobre todo como seres sociales.
Considero de vital importancia que mis palabras se complementen con el visionado de los siguientes videos (links hacia youtube) que muestran como en nombre de un dictador se asesinan compatriotas, en nombre de la independencia se asesinan personas y no menos importante, se organizan guerras en nombre de la “guerra de civilizaciones” y se fomenta el odio en nombre de un país. En todas estas ocasiones: otra demostración del fatal reduccionismo de la identidad a una única faceta allanando el camino del odio (la última es la que más me atañe: personas enfrentadas por una frontera inexistente sin recordar que hace 25 años, esas mismas personas forjaron el futuro progresista de una España con ilusiones. Catalanes, Madrileños, Vascos, Andaluces y demás comunidades Españolas unieron sus esfuerzos para hacer, o más bien rehacer España tras la tremenda lacra de Franquismo. Destruir ahora esa entente en lugar de mostrar un mutuo respeto y reconocer los diversos nexos de unión entre ambos bandos permitiendo la viabilidad de presentar una faceta Española y una pertenencia a Cataluña incluidas en una identidad mucho mayor, es un grave retroceso cuyas consecuencias todavía están por llegar si el camino a seguir se mantiene con el rumbo actual)
Más allá de si unos están financiados por Estados Unidos o si tenía derecho a manifestarse (que lo tenía sea cual fuere su motivación y financiación (si la habia)) presenciamos como un presidente dá la orden de asesinar persona de su propio país.
Comprobamos como en todo momento, centra su argumentación en el orgullo de tiempos pasados, justifica el odio hacia los ingleses. El problema es la oposición al bando supestamente contrario y el deseo (al parecer insaciable) de ruptura con el pueblo inglés en lugar de mantener una unidad política respetando las distintas facetas identitarias de los habitantes.
En inglés. Lo mas interesante es reconocer impredecible cambio que seres de a pié tomaron fanatizados por sus líderes para matar a sus vecinos.
Este video no tiene ningún interés debido a ser simplemente una sucesión de imagenes con grandes tintes demagógicas. Por ello, la generalización de su contenido es inutil y sin sentido. No obstante, por su naturaleza (editado por una persona que probablemente odia tanto a los catalanes como los catalanes de la cinta a los españoles) es interesante ver como AMBOS BANDOS se situan respecto al otro con un fundamentalismo extremadamente peligroso, fomentando en todo momento el odio y la separación del SUPUESTO enemigo y haciendo que las personas se sientan alienas al temible rival (rival que insisto es SUPUESTO puesto que años atrás unieron sus supuestas rivalidades sin muchos resquemores para hacer sobrevivir el futuro común). Quienes esten dipuestos a tirar toda su integridad y a renunciar a su identidad real están condenados a odiar el resto de sus vidas. En ambos casos, cabría preguntarse: ¿Qué pasaría si en un supuesto futuro, los Barceloneses que apoyaron a los demás catalanes a escindir de España deciden emprender la vida de la ruptura con la Cataluña independiente? Esgrimir razones históricas es bien sencillo para promover un ideario nacionalista Barcelonés. La respuesta es sencilla: aparecería un odio, hoy en día inconcebible (como lo fué en Ruanda, en la propia España de la transción, en Marsella...), pero que acabaría minando la convivencia entre Barcelona y el resto de Cataluña.
En todas estas imágenes, solo se oye la voz del fanatismo…
2 comentarios:
http://www.elpais.com/articulo/opinion/ingrata/conducta/pueblo/catalan/elpepuopi/20090728elpepiopi_12/Tes
un article interessant, no sé si ja l'has llegit
diu el que ja sabem però ben escrit, amb les idees ordenades i algunes cites que donen credibilitat al article
La idea en caso no es mía... Estoy en acuerdo con ella pero desde luego todo este artículo está apoyado íntegramente en los pensamientos de Amartya Sen (Identity and Violence) y Amin Maalouf (Identités Meutrières).
Te recomiendo estas lecturas en version original. No tiene desperdicio: Sen da una aproximación de la viabilidad económica de tal pensamiento y Maalouf lo justifica filosóficamente.
El ártículo es muy interesante y vendría a demostrar (es un punto de vista totalmente catalán y por tanto falto de objetividad en algunos puntos, no obstante los hechos que remarca son veraces) que la identidad ha sido un factor demasiado importante en los últmos años... No solo en Cataluña y en España.
Gracias por tu comentario María, el artículo es muy interesante.
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