En estos tiempos de incultura, conviene trasladarse al mundo de la cultura para contemplar ni que sea por unos instantes, la cara positiva del ser humano…
De origen británico, célebre cantante, compositor, arreglista, productor musical y en su tiempo libre, actor. Conocido como el Duque Blanco o por el alias que él mismo se aplicó: Ziggy Stardust, David Bowie ha marcado y continúa marcando un estilo musical propio, diferente y plagado de interesantes detalles.
Su carrera musical y sus diversas producciones son fruto de una larga evolución durante la cual, Bowie ha integrado multitud de influencias, colaboraciones y progresos convirtiéndolo, a día de hoy, como uno de los mejores músicos y cantantes de la historia. En efecto, este polifacético compositor está considerado como un influyente innovador por su obra de la década de los 70 y por su particular voz que todavía hoy, cinco décadas tras el inicio de su carrera, sigue igual que el primer día.
A finales de los años ‘60, David Bowie iniciaba su periplo. Periplo que se ha desarrollado en su vertiente más intelectual y estrambótica. Periplo que conviene revisar para conocer mejor a éste mito de la música: David Bowie.
Inicios y progresos hasta los primeros éxitos
El 8 de Enero de 1947, nacía en Brixton (Londres), David Robert Jones. Durante sus primeros años de escolarización, el futuro Bowie se ganó la reputación de superdotado, rebelde y decido. En efecto, poco después empezó a despuntar a nivel musical al demostrar una voz “adecuada” para el coro de su escuela y una capacidad privilegiada a su edad para tocar la flauta. Continuaron las observaciones, ésta vez, sobre su forma de bailar calificada por sus profesores de “imaginativa” y “vistosamente artística”. Y quizá el detonante por la música llegó a la edad de nueve años. Edad en la cual el padre de David trajo a casa una colección de vinilos de, entre otros, Fats Domino, Elvis Presley, The Platters y Little Richard.
Finalmente, David terminó los estudios de arte, música y diseño. De hecho, todos los elementos que mezclaría a posteriori durante su carrera. Su personalidad y físico empezaban a formarse: durante la adolescencia, durante una pelea por una chica, un amigo de David le propinó un puñetazo en el ojo. A punto de perder la visión de ese ojo, logró conservarlo gracias a una intervención médica y una hospitalización de cuatro meses pero perdió parte de la visión espacial y le dejó la pupila abierta de por vida. Este accidente le dejó con la imagen por la que se le conocería más tarde y por la que parece tener los ojos de distinto color. La leyenda se empezaba a forjar.
A los dieciséis años, David Robert Jones formó su primera banda: The Kon-rads dedicándose al rock’n’roll en bodas y eventos especiales. Pero sus componentes (entre ellos se encontraba el que le propinó el puñetazo años atrás y con el que David mantuvo una buena relación el resto de los años) no tenían las mismas aspiraciones que el futuro artista y éste, a la búsqueda de un nuevo manager, logró formar King Bees. David Jones tan solo duró un mes en esta banda de blues para unirse posteriormente a The Manish Boys. De nuevo, un blues que soñaba ser como Mick Jagger. Durante los siguientes meses, David cambió varias veces de grupo y de mánager.
En 1965 David Jones, conocido artísticamente como Davy Jones, decidió cambiar de alias para evitar ser confundido con el Davy Jones de The Monkees y pasó a llamarse David Bowie inspirado por Jim Bowie y el cuchillo “Bowie” que lo popularizó. Y finalmente, en 1967 lanza su primer álbum en solitario “David Bowie” que tuvo escaso éxito y que supuso su práctica fin en el mundo de la música. Aburrido, se interesó por la danza y la mímica. Bowie se inscribió en una escuela en la que conoció a Lindsay Kemp que le enseñó a mostrar, a través de la mímica, su auténtico carácter. Formó un grupo de folk mímico en el que la música folclórica acompañaba el baile mímico y su pasión por lo bizarro y estrambótico se incrementó durante esta etapa de los ‘60.
Glam-rock: cultura pop poética
Bowie no tenía éxito musical y sus productores le propusieron rodar una película para publicitarle… En ese momento, la chispa apareció. David les comentó que tenía una canción para esa película de treinta minutos y les mostró la demo de Space Oddity.
El disco, repleto de letras sobre la paz, el amor y la moralidad no fue un éxito en el momento pero con los años adquirió una notoriedad considerable. Mezclando folk con rock y publicado cinco días antes la partida del Apolo 11, logró buenos resultados en el Reino Unido puesto que su single de lanzamiento, Space Oddity (homónimo al nombre del disco) hablaba sobre un lanzamiento espacial.
Tras ciertas diferencias entre su banda de acompañamiento (en la que participaba un tal Marc Bolan y con el que Bowie tenía una dura competencia artística) y su mánager, Bowie se distanció de toda la banda, despidió a Pitt (su mánager) y lo reemplazó por Tony Defries. Se casó con Angela Barnett de la cual se dice que tuvo una inmensa influencia sobre David Bowie durante ésta etapa de glamour y rock.
Las grabaciones siguieron y en 1970, David Bowie y su nuevo entorno publicaron “The Man Who Sold the World” caracterizado por un sonido más sólido y fuerte aportado por la reformada banda de apoyo. Bowie se convertía en un ser más roquero. El artista comenzó a adquirir notoriedad mediática y su imagen andrógina comenzó a causar estragos. A muchos críticos les entusiasmó su forma de ser y a muchas personas les impactó su actitud diferente.
“Hunky Dory”, álbum publicado en 1971, exploraba temas más profundos y se dejaba influenciar por las vertientes más intelectuales de Lou Reed y su Velvet Underground, Bob Dylan o a Andy Warhol. La línea más excéntrica de los años ‘70.
La siguiente etapa: Ziggy Stardust, el hombre que desembarcó de marte sobre la tierra
Interesado en mostrar una actitud extraña, rara y evidentemente distinta, David Bowie adoptó el personaje de Ziggy Stardust, un hombre que descendía del planeta Marte. Y así, vestido con un llamativo traje y el pelo tintado de rojo, Ziggy Stardust comenzó su andadura en 1972 con su banda The Spiders from Mars para promocionar su nueva interpretación y su último disco “The Rise and the Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars”. Éste disco contiene un single de valor incalculable: Starman
El método consistió en la combinación de elementos más roqueros del disco The Man Who Sold the World y trazas experimentales del Hunky Dory. Supuso el lanzamiento internacional de David Bowie cuya última producción permaneció dos años en las listas de ventas y arrastró el disco anterior (Hunky Dory) a la fama. Su gira por Estados Unidos quedó sellada y así, en 1973, publicaba su propio disco Aladin Sane que él mismo calificó como “Ziggy Stardust viaja por Estados Unidos”. Los temas de ese disco fueron compuestos durante la gira por Norteamérica del disco Ziggy Stardust.
Durante ese mismo periodo conoció a Andy Warhol y a Lou Reed. De ésta unión Lou Reed obtuvo un premio por el que todavía hoy se le considera un genio: Bowie produjo el disco que lanzaría a Reed al estrellato individual, “Transformer”, en 1972 y siguió demostrando cómo disfrutaba sobre los escenarios más que en la realidad del día a día. David Bowie se expresaba y comunicaba sobre el escenario y prefería actuar a ser él mismo: “prefiero ser Ziggy a ser David”. Las últimas actuaciones de Ziggy supusieron una revolución teatral que muchas personas no lograron comprender (y quizá eran incomprensibles), llegando David a desnudarse hasta quedarse en taparrabos o simular sexo oral con la guitarra de uno de los Spiders from Mars.
A partir de ese momento, en 1974, intentó comenzar a alejarse de su personaje Ziggy, se había cansado de él. Su repertorio musical era muy diversificado ya a su temprana edad y antes de proseguir con nuevos discos, reediciones y versiones no publicadas de sus anteriores éxitos vieron la luz.
Nuevos estilos y la etapa berlinesa
“Diamond Dogs” llegó en 1974 para dejar atrás la psicodelia y el Glam-rock y pasar a una vertiente más soul y funk en la música. Sus actuaciones, no obstante no cambiaron y continuaron igual de teatrales que siempre. Durante su paso por Estados Unidos en la gira promocional, se conoció al David consumidor de cocaína adicto por lo que en diversas ocasiones su entorno lo percibía pálido, paranoico e inestable.
En 1976, llegó “Station is Station” album en que Bowie pasó a ser The Thin White Duke (el delgado Duque Blanco) y a través del cual dejaba entrever el krautrock que seguiría en los siguientes discos. Durante la etapa de 1976 a 1979, Bowie sucumbió todavía más ante el consumo de cocaína y su mente le condujo a intentar lograr metas más allá de la música. Llegó a producir estimables obras de pintura postmoderna a la par que buscó la inspiración en su casa de Suiza aunque comenzó a desvariar. Muchos prefirieron considerar como una excentricidad más (debida al consumo de droga): pánico a morir en un avión (con lo que volvió en barco desde Estados Unidos), intriga por los OVNIs, cierta atracción por el fascismo que se tradujo en la lectura de libros del tercer Reich o saludos un tanto… dudosos al estilo Musolini para saludar a sus fans.
Y de ahí, en Suiza, y en busca de una desintoxicación, Bowie se mudó al Berlin oeste compartiendo piso con Iggy Pop. Conoció y empezó a trabajar con Brian Eno y se impregnó de la floreciente escena musical alemana. En 1977 publicá “Low”. Su primer disco en Alemania supone un cambio en su estilo pasando de un modo narrativo a un estilo abstracto y esporádico. Influenciado por grupos krautrock de la talla de Kraftwerk o Neu!, fué un éxito relativo en el Reino Unido aunque diversos críticos los calificaron de la obra de un genio.
“Heroes” fue el segundo disco de la trilogía alemana entre Bowie y Eno. Sigue conteniendo una idea minimalista y conceptual de la música pero reintegra aspectos rock de su etapa previa. Isolar II fue la gira con la que David Bowie promocionó en cerca de doce países Low y Heroes antes de publicar Lodger (1979) que supuso la tercera parte de su trilogía berlinesa y el fin de su adicción a la cocaína. No obstante, muchos consideran que esta trilogía conocida como el “tríptico Berlinés” debería ser una conjunción de cinco discos puesto que participó activamente en la producción de The Idiot y Lust for Life, ambos, discos de su íntimo Iggy Pop.
Los años ‘80 y ‘90
Una vez descritos los primeros años no queda prácticamente nada más que enunciar dos décadas en las que David Bowie continuó mutando su estilo y incluyendo nuevas ideas a su música. En 1981 llegó el “Scary Monsters” año en el que también compuso con Freddy Mercury el tema “Under Pressure”. Y en 1983, un nuevo punto álgido para David con su disco “Let’s Dance”. “Tonight” en 1984, ésta vez con la colaboración de Tina Turner y de nuevo, Iggy Pop.
Durante esta última etapa, Bowie integró los elementos electrónicos a su música y se dedicó a participar en diversas galas benéficas lo que le llevó incluso a cantar a dúo con Mick Jagger durante una recolección de fondos para Etiopía. Sufrió varios divorcios y logró varios matrimonios (lógicamente) hasta encontrar la que parece su estabilidad con su actual mujer Imán desde 1992.
“ChangesBowie” y “Tin Machine” llegan en 1990, “Outside” en 1995, “Earthling” en 1997 y finalmente “Earth” en 1999. De ahí a su última gira en 2003 interrumpida por una aquejación en el pecho y de la que no se ha vuelto a saber nada. Los rumores de una nueva gira se suceden pero terminan en poca cosa y durante estos últimos años, tan solo se puede ver a Bowie en algunos estudios de grabación promocionando grupos y cantantes producidos por Toni Visconti (su gran valedor durante los años ‘70 y ‘80). Y poca cosa más.
Un cantante diferente: 50 años de rock distinto
“Su influencia fue única en la cultura popular, ha permeado y cambiado más veces que ninguna otra figura pública”. Número 29 dentro de las 100 figuras británicas más importantes, 136 millones de discos vendidos y entre los 25 mejores cantantes según la revista Rolling Stone. Pero más allá de lo que los datos dicen y de lo que los que dicen ser entendidos comentan, Bowie entendió lo que muchos no son capaces ni de entrever: la música, como arte procedente del ser humano, no debería responder a criterios tangibles.
Y he aquí el resultado, David Bowie ha logrado alcanzar la fama, la reputación y el éxito con su propio estilo musical y haciendo básicamente a su antojo. Sus éxitos como “Heroes”, “The Rise and the Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars” y sus colaboraciones con John Lennon (en la composición de “Fame”), con Bryan Eno (en la trilogía de Berlin) o con Freddy Mercury (para la composición de “Under Pressure”) le sitúan como una figura de largo recorrido y eminentemente independiente. Su actitud concretamente hacia el asunto sexual fue de lo más relevante al declararse abiertamente bisexual. No obstante, según sus distintos biógrafos, el asunto gay restó “anecdótico y divertido” tendiendo siempre hacia las mujeres como él mismo reconoció al afirmar que sacó el máximo partido de ésta actitud transgresora.
Ha influenciado bandas como los Pixies, Siouxie and the Banshees, Nirvana, Nine Inch Nails, Sex Pistols o The Cure e incluso los álbumes finales de John Lennon y Yoko Ono. Además de ofrecer una sofisticación del rock, colaborar en la liberación gay, participar al movimiento musical de Berlin durante los años ‘70 su música ha alcanzado estilos muy dispares y ha pasado a la historia.
Música, que evidentemente, puede gustar más o menos a cada uno, pero que merece ser destacada de tanto en cuando para demostrar que la independencia, el éxito y la cultura no son siempre enemigos acérrimos. Una voz innata majestuosa capaz de alcanzar tonos más variopintos, una actitud con su técnica vocal deliberada y novedosa, su capacidad de mezclar psicodelia, soul, jazz, rock y krautrock han hecho de este genio, una divinidad musical. Ecléctico y constantemente mod, David Bowie, el Duque Blanco.
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