domingo, 24 de mayo de 2009

Comer en la universidad ETSEIB

Las recientes manifestaciones estudiantiles llevadas a cabo en Barcelona como respuesta al plan de Bolonia son un claro reflejo que la comunidad universitaria todavía es capaz de movilizarse por ciertas causas. Pero sería conveniente destacar que en una trayectoria universitaria no todo son grandes movimientos; existen otros temas del día a día que, bien sea por su repetición diaria o por su extraña injusticia (extraña por el hecho que en una universidad como la UPC todavía se den) también enojan a los que los sufren.



Los estudiantes no siempre disponen de la economía necesaria para poder pagar el menú de los restaurantes. Concretamente en la ETSEIB (Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Barcelona), el menú cuesta 6,5€. Desde hace tiempo, se dice que la empresa que gestiona el restaurante presenta pérdidas flagrantes pero hasta la fecha no se había actuado. El caso es que desde hace unos meses, está prohibido comer con fiambrera en el bar de la universidad.


Es necesario destacar unos aspectos que irritan a las personas que cada día nos vemos expulsadas de un lugar público (el restaurante forma parte de la universidad): en primer lugar, tras aplicar esta norma, se nos expulsa del bar al llevar fiambrera alegando que tenemos que dejar espacio para los que pagan. Excusa verosímil de no ser porque cuando se nos dice esto, en el bar restan decenas de mesas libres. En segundo lugar, el resultado de esta nueva norma (cuyo único objetivo es mejorar los ingresos de la empresa) es que centenares de alumnos son desplazados a mesas en salas de estudio en pisos diversos, totalmente desperdigados por las plantas y cuya función no es la de servir de comedor. Es decir, los desplazados son obligados a comer en salas cuyo objetivo es estudiar.


Resultado: alumnos que tienen que dejar de estudiar porque a una hora dada, en una sala de estudios, se da prioridad a los desplazados del bar. Alumnos que por falta de espacio en estos improvisados comedores deben comer en el suelo (puesto que al coger sillas de clases vacías, los conserjes obligan a devolverlas al aula cerrando esta a llave) con sus fiambreras. Todo esto, recordémoslo, en una universidad pública.



En Alemania el menú universitario cuesta 2,5€ y en Francia de 3€. Aún así, es posible comer con fiambrera en los restaurantes universitarios (esta palabra parece no contar para la dirección de la escuela y para la empresa que gestiona). Es necesario un cambio de visión, es imperativo que se deje de priorizar a una empresa privada de alimentación en una universidad pública.


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